El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se mueve lento, con paciencia. Su estrategia se mantiene inalterable: lograr aumentar su capital político con un anclaje fuerte en la gestión, salvo que la coyuntura lo imponga, como ocurrió con su fuerte descargo contra los piquetes y acampes que jaquean a la ciudad de Buenos Aires.
Este estilo de construcción radial, silencioso, irrita a sus socios que han comenzado a exigirle que devele cuál es su plan de gobierno si es que logra hacer pie en la Casa Rosada y, naturalmente, mayor energía a la hora de mostrarse como líder de la oposición. De todas maneras, no ha requerido de grandes despliegues para empezar a consolidarse en Córdoba cómo el favorito de varios aliancistas mediterráneos.
Los recibe a todos –con excusas de gestión-, les asigna roles de pequeños embajadores de los principales proyectos porteños para su difusión en el territorio; y habla de fortalecer al PRO, mientras la titular de la fuerza, Patricia Bullrich, firmó su pase de facto a las filas del Frente Cívico de Luis Juez.
Los amarillos cordobeses saben que los “melones” se terminarán acomodando con las encuestas, entienden que es apresurado jugárselas con posicionamientos anticipados en un partido que tiene tres opciones fuertes para pelear la candidatura presidencial a los aliados radicales, incluyendo al siempre anotado Mauricio Macri.
Pero lo cierto es que no deja de ser llamativo la anticipación de la preferencia o, la estratégica ambigüedad de aquellos que en las legislativas del 2021 agitaban las banderas de “Bullrich, presidenta”. La semana pasada este medio cronicó que los macristas cordobeses, liderados por Gustavo Santos, Soher El Sukaria y Darío Capitani, ya enviaron señales concretas sobre el pase a las filas del larretismo, claro, si el expresidente decide declinar su participación en este turno.
El taquillero Héctor Baldassi protagonizará una foto con Larreta en los próximos días, con el objetivo de oficializar el pase a su proyecto nacional, pese a ver sido acobijado bajo el ala de Bullrich en las legislativas pasadas. Trascendió que tendrá el rol de mostrar en Córdoba los proyectos deportivos que se llevan adelante en CABA, aunque tiene otras misiones de carácter político: son varios los peronistas que confiesan off the record que se reúnen con el exárbitro. El telón de fondo no es otro que es la intención de popes aliancistas de sumar al gobernador Juan Schiaretti a un frente antikirchnerista nacional.
¿Se sumará al lote de candidatos para el 2023? Desde su mesa chica lanzan con picardía: “Baldassi siempre está listo para jugar en el banco, en el arco o de 9”. Eso sí, aclaran que su apuesta provincial sigue con Juez y con el radical Rodrigo de Loredo.
El presidente del PRO, Javier Pretto, adoptó una estrategia en las PASO que le da mayor margen de maniobra en el presente. Se bajó de la lucha de barro por las listas locales que apadrinaron Macri y Bullrich y hoy trabaja abiertamente para el proyecto presidencial de Larreta, aunque tiene buena relación con la comandante.
Lo mismo sucedió con la Juventud amarilla. Bullrich cedió un lugar en la lista ganadora a la vicepresidenta del partido, Jesica Rovetto, e hizo gala del apoyo juvenil a la dupla que obtuvo más de un millón de votos en las elecciones de medio término. Con la llegada del cordobés Pedro Roulet a la conducción nacional de la división sub35 del partido, se impone la regla del equilibrio entre el tridente de presidenciables. “Es neutral”, así definen al dirigente de Canals todos sus conmilitones.
El segundo en el organigrama del partido amarillo, Oscar Agost Carreño, también hace cintura entre los presidenciables PRO, pero ya tiene instrucciones directas de los alfiles de Larreta para fortalecer al PRO con candidatos propios, siempre pensando en una PASO aliancista. “Un candidato amarillo en cada pueblo”, la consigna que escuchó de las bocas de Eduardo Machiavelli, Claudio Romero y Álvaro González, tres armadores de la primera línea larretista porteña.
Los reacomodamientos comienzan a observarse con mayor nitidez, incluso entre los dirigentes que más miden en la provincia. Recientemente, Juez aseguró que tiene diálogo con todos los aliancistas porteños y les recomendó blanquear sus intenciones en la provincia, es decir, si quieren ganar Córdoba o acordar con el gobernador Juan Schiaretti.
El propio Juez intentó atemperar su relación política con Bullrich cuando aceptó reunirse con Macri, más tarde con Larreta. Si las elecciones locales y nacionales se separan como se especula, el fundador del Partido Nuevo admite que pagará los favores recibidos. Lo cierto es que sólo Bullrich se ha jugado la ropa hasta ahora, el resto, prefiere el equilibrio, mientras observan los movimientos del peronismo dividido en el orden nacional.