El Ejecutivo municipal, a cargo de Martín Llaryora, prometió en campaña achicar la planta política y poner la lupa sobre el volumen de la planta de personal, de un número incierto según afirmaban los alfiles del peronista en los días de la transición.
Con razón: este año está previsto un gasto base en sueldos de $ 21.264 millones de pesos sobre un presupuesto total de $ 48.213 millones. Una estimación que supone que la negociación de los acuerdos paritarios concentrará casi todo los esfuerzos de los funcionarios aludidos para contener el gasto.
Hubo una victoria parcial de Llaryora porque logró modificar el acuerdo salarial que el Suoem cerró con su antecesor, Ramón Mestre. La última cuota del acuerdo, correspondiente a enero, se pagará en negro e integrará el sueldo básico con posterioridad. Demostró que la cláusula gatillo, como pretende mostrar el gremio, no es infalible. El SEP y la UEPC lo saben, sino no se explica la alegría de los educadores provinciales al confirmarse que la paritaria volverá a ser nacional, como se conoció ayer.
Como sea, la lupa seguirá puesta en los contratados, en especial los artículo 8, que tienen casi garantizada la estabilidad por los buenos oficios del gremio municipal, pese a que sus funciones deberían ser limitadas en el tiempo.
Intentaron pasar un filtro con la desvinculación de 339 empleados temporarios, o bien, condicionar las negociaciones por la pauta salarial de 2019. Cierto es que los agentes que no pudieron marcar su huella dactilar esa mañana, regresaron al trabajo como requería el sindicato. Pero eso no significa que el Ejecutivo abandone armas.
Esta semana trascendió de buenas fuentes sindicales que en Automotores y CPC continuaron las bajas. No superan la decena pero estiman que están frente a la modalidad “hormiga” para cumplir con el objetivo político de reducir la planta. Cabe recordar que con la ordenanza de Emergencia económica se habilitó, además, el retiro anticipado de personal.
En el municipio afirman que seguirán revisando contratos “caso por caso”.
En tanto, el gremio se enfoca en la próxima batalla: la descentralización de los servicios municipales. No quieren que la sorpresa los paralice y ya analizan opciones para resistir la que se será una de las propuestas más ambiciosas de Llaryora. Ya se aprobó en el Concejo el proyecto para avanzar en este punto.