Desde el gobernador Juan Schiaretti, pasando por el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, recorriendo todo el camino hasta Casa Rosada, el destino de la contienda electoral de Río Cuarto genera un nivel de atención que, de existir un IBOPE de la política, generaría récords de audiencia. El próximo domingo se vivirá una jornada de teles y radios encendidas, de bocas de urna que viajan por cada grupo de Whatsapp y de vuelos chárter listos para trasladar a quienes buscarán plantar bandera en los festejos del nuevo intendente riocuartense.
Tras dos postergaciones, ya no quedan dudas: las urnas del próximo domingo serán el episodio electoral más significativo, por lejos, del año. Hay más de un argumento que ratifica esta afirmación, pensando en un resultado que marcará el destino de proyectos, alianzas y acuerdos, trascendiendo lo local para meterse en cada intersticio del escenario provincial y nacional. Los ojos del país político se posan en el Imperio del Sur Cordobés.
A lo largo de su historia, Río Cuarto ha elaborado un cronograma electoral que permite darle cierta independencia al proceso municipal. De esta manera, su lejanía de elecciones provinciales y nacionales apuntaba a liberarse de confusiones y presiones. Así fue como se le fue dando forma a esta instancia clave, convirtiendo a la ciudad en un termómetro para la escena política en todo el territorio nacional.
Hoy, Juan Manuel Llamosas (Hacemos por Río Cuarto) y Gabriel Abrile (Juntos por Río Cuarto) vuelven a resumir los intereses y expectativas de proyectos que van más allá de sus figuras, pero que dependen íntegramente de sus respectivos desempeños entre el electorado. Uno de ellos marcha con el acompañamiento de la estructura del peronismo provincial y nacional, mientras el otro representa a la voz de los modelos opositores nacidos de Cambiemos en 2015.
La lupa en Río Cuarto
Sin dudas, la convocatoria del próximo domingo termina configurando una prueba fuerte para muchos más que Llamosas o Abrile. Múltiples variables intervendrán en las pretensiones de estructuras políticas que buscan cumplir con objetivos y expectativas trazados con anterioridad. Pero, en el marco del intrincado proceso, es necesario detenerse en los retos personales de los candidatos que pretenden llegar al Palacio de Mojica.
Juan Manuel Llamosas afronta su camino a la reelección habiendo sufrido ocho meses de máximo desgaste, ocupando el rol Ejecutivo en medio de una pandemia que difuminó sus planes. Es por eso que alcanzar la victoria el próximo domingo podría confirmarle que, pese a los golpes de quienes lo criticaron por su manejo de la crisis, el acompañamiento de las mayorías está vigente.
Es por eso que si Gabriel Abrile consigue la victoria se terminaría por declarar que la pandemia fue la “kriptonita” de su principal rival. “De ser así, debería sumar al Coronavirus a su gabinete, como mínimo”, comentaba jocoso un analista político de la ciudad. Antes de la crisis sanitaria, el candidato de Juntos por Río Cuarto se encontraba peleando una batalla perdida. Allá por marzo el radicalismo se conformaba con un buen número de bancas en el Concejo Deliberante, pero en el presente la posición es ir a un choque competitivo.
Pero la lupa está en Río Cuarto más allá de los nombres que generan el alboroto en las urnas. En las tribunas se encuentran los que se comen las uñas y padecen la ansiedad previa a conocer el resultado final. Ellos fueron los encargados de dar aliento y apoyo a lo largo de la campaña, quienes cantarán la marcha o realizarán bailes en el escenario junto al próximo intendente de la ciudad.
En el plano provincial, Juan Schiaretti mantiene el comando de la campaña desde su despacho en “El Panal”. El gobernador se movió fuerte para acompañar a Llamosas con acciones que pusieron el foco en lograr el objetivo primordial. Si el peronismo retiene al Imperio del Sur cordobés, lo convertirá nuevamente en uno de los referentes del movimiento, algo que vivirá como una ratificación del acompañamiento popular a su modelo de gobierno.
De la misma forma, el Gobierno Nacional vivirá la jornada del domingo como un test electoral de su gestión o, al menos, así querrán mostrarlo de ganar el caballo al que apostaron. Alberto Fernández sostiene que Río Cuarto es fundamental para fortalecer las alianzas que integran el Frente de Todos, pensando en pintar de azul a una provincia amarilla. Cabe recordar que, durante las presidenciales del 2019, el presidente logró el 32% de los votos, contra el 56% de Macri.
De darse una jornada de celebración peronista, Schiaretti y Fernandez coincidirán en un objetivo común, algo que hasta el momento nunca se había dado. Al menos no de esta manera, cuando el cronograma político de cara al 2021 los tendrá acomodando algunas fichas en carriles que hasta el momento parecen opuestos. ¿Será Llamosas el pegamento que ayude a la unidad?
Por el lado de Gabriel Abrile, el candidato se ha visto mejor representado por una oposición nacional interesada en ratificar el fuerte apoyo de los riocuartenses a su proyecto en 2015 y 2019. Desde Rodríguez Larreta hasta Bulrrich, con el armado radical-Pro cordobés, pusieron toda la carne al asador para dar vuelta los pronósticos que tenían a comienzo de año. Lo cierto es que el radicalismo viviría su victoria como un “renacimiento” en Río Cuarto, mientras que la estructura nacional buscará fortalecer sus pretensiones de “ganar en la provincia de Schiaretti”.
Libre de Covid
Las mediciones preliminares indican que la pandemia no volverá a ser un escollo para el curso normal de las elecciones. Sin embargo, hasta hace algunas semanas la mayoría de los candidatos manifestaban ciertas dudas sobre la factibilidad sanitaria de las urnas, mencionando que podían existir riesgos de contagio que propiciaran un rebrote. Al contrario, Llamosas y Abrile pedían votar de una buena vez.
El tiempo y la prevención le dieron la razón a la Junta Electoral que definió el 29-11 como fecha definitiva. Los números acompañan, ya que el promedio de contagios habría llegado a un piso récord. Fueron unos 30 casos por día los que marcaron la media de los últimos 10 días, con un piso de 8 casos, el registro más bajo desde el comienzo del brote.
Para el riocuartense promedio, se tratará de una jornada diferente. Interviene el cansancio por la campaña de ocho meses y la desazón que genera la falta de propuestas claras en un escenario de incertidumbre, pero la concurrencia podría acercarse a los niveles que se esperaba en los tiempos sin pandemia.
Aun cuando las sensaciones generadas por la campaña invitan a poner el ojo en el mano a mano entre dos candidatos que parecen haberse cortado del resto, muy pocos se animan a trazar un pronóstico certero y definitivo. Hay un clima de cierre que llama a quedarse hasta el final de la película. Aunque algunos no lo sepan, el futuro político de Argentina tendrá la estampa del resultado electoral que se producirá en la Capital Alterna, el “aleteo de mariposa” que podría incidir en las elecciones que vendrán más adelante.