Con el primer renglón de la boleta provincial garantizado para el intendente Martín Llaryora, son muchos los que se prueban traje de candidato y se ilusionan con acompañarlo en la fórmula.
Se sabe, el peronismo tiene por regla blanquear oficialmente las candidaturas al filo de los plazos, sin embargo, a la campaña la comienzan a militar mucho antes de lo que establece el cronograma electoral.
El intendente de Córdoba ya se mueve fuera de los límites de la Capital y es obvio el impulso que recibe del gobernador Juan Schiaretti quien, a su vez, escribe su propio capítulo a nivel nacional.
Con la prioridad puesta en retener el poderío provincial, la cabeza del proyecto para el ´23 ya está definida y hay un plan político electoral en marcha. Lo que quedará como una de las grandes incógnitas a develar, será quién secundará en esa carrera al titular del Palacio 6 de Julio.
Y ahí se abre una particularidad: esta vez, el candidato a vicegobernador de Hacemos por Córdoba deberá aportar votos.
Ya no dará lo mismo colocar en ese lugar a quien pueda exhibir cualquier otra condición; pues la cualidad que definirá al compañero de boleta de Llaryora será que pueda sumar electoralmente a la causa.
Con esa demanda clara, el concierto de pre candidatos comienza a despejarse. Para qué querría Llaryora un capitalino como complemento de fórmula si los votos en la ciudad, se supone, los traccionará él. Se infiere entonces que la búsqueda estará orientada hacia alguien que pueda arrimar electores de algún sector más refractario al peronismo; o de quien garantice “robarle” electorado a Juntos por el Cambio; o de algún dirigente propio de la estructura peronista con caudal electoral y que sea del interior.
El escenario que enfrentará el oficialismo provincial el año próximo será muy distinto a lo que vienen acostumbrados. Aquel tanque electoral que fue Schiaretti en el 2019 dueño de un casi un 58 por ciento de los votos, no estará rodando en la cancha como candidato provincial. Si bien nadie duda que será (necesariamente) protagonista de la campaña, en Hacemos por Córdoba son conscientes también que los votos no se transfieren. Llaryora, su postulante a vice y el aparato político, deberán hacer lo suyo.
En su última candidatura en Córdoba, Schiaretti no necesitó de nadie más que de él mismo para ganar. Y de la oposición, claro, que le dio un plus al regalarle un escenario inmejorable para convertirse en el gobernador más votado.
Por eso, el mandatario pudo ampliar el frente electoral con partidos chicos que no le arrimaban votos, pero sí le aportaban la pincelada de progresismo que estaba buscando. Lo mismo sucedió con su vice. Schiaretti se inclinó por Manuel Calvo, un hombre joven, con experiencia en gestión y con vasto conocimiento en el funcionamiento del Estado, pero sin caudal electoral.
En verdad, desde hace años, la figura de la vice gobernación en Córdoba aparece más vinculada al rol institucional y legislativo (como presidente del cuerpo parlamentario) que a lo político.
Excepto el propio Schiaretti que tejió una exitosa sociedad de alternancia política con José Manuel de la Sota de quien fue su vice, y la experiencia de Llaryora, la historia reciente devuelve a vicegobernadores con otras cualidades, pero sin territorio.
Cálculo oficialista
El cálculo que hacen en el oficialismo y por el que Llaryora necesitará ampliar todo lo que pueda, es simple: el intendente mide muy bien en Capital, mejor que Luis Juez; mientras que en la ciudad, Schiaretti no puede aportarle más de lo que ya tiene, según dicen.
Por eso, el trabajo más fuerte estará puesto en el interior donde el capitalino necesita crecer mientras que Juez, por el contrario, está muy bien instalado.
Pero como en el resto de los departamentos el gobernador sigue muy fuerte, allí es donde entrará en acción fuertemente. Desde el Panal exhiben números que muestran a Schiaretti con una imagen positiva que llega al 85% en algunas localidades.
Uno de los puntos más flacos que deberá trabajar el peronismo con la postulación de Llaryora radica en el sur y sureste cordobés, donde el senador de Juntos por el Cambio figura mejor en el tablero de posicionamientos. Desde el Panal lo atribuyen a que allí los cordobeses consumen principalmente medios nacionales donde Juez se convirtió en favorito apareciendo a diario en distintos programas y canales.
Con ese diagnóstico son muchos los que miran hacia la ciudad de Río Cuarto donde su intendente, Juan Manuel Llamosas, sin posibilidades de repetir se ilusiona con acompañar a Llaryora en la aventura provincial el año próximo.
Por ahora, la única certeza es la condición con la que el gobernador y el intendente se sentará a definir al próximo candidato a la vice gobernación de Córdoba.