El día después del inesperado triunfo de Juntos por el Cambio (JpC) en las elecciones de Marcos Juárez, los aliados ingresaron en la etapa de análisis del resultado. Con las serpentinas todavía en el piso tras los festejos, convivía la necesidad de evitar proyecciones directas de un resultado municipal –aunque simbólico- a la órbita provincial, con la satisfacción de haberle ganado al gobernador Juan Schiaretti, patrocinador de la lista peronista-vecinalista que quedó en segundo lugar, con una diferencia de 17 lejanos puntos.
¿Existe un beneficiario directo de una victoria que no debía existir según concluyeron todos los encuestadores que participaron del proceso? A priori, el intendente saliente, Pedro Dellarossa, logró transferir el apoyo vecinal a su delfín, Sara Majorel, que repitió la performance de su padrino político en 2018. El hombre del PRO agradeció a cada uno de los integrantes de la coalición su apoyo fundamental en una campaña que inició con una fuerte crisis política en el gabinete municipal con la salida de Verónica Crescente y su refugio en las filas de Hacemos por Córdoba. Correspondía. Pese al tufillo de derrota, la primera línea de la Mesa Nacional y Provincial de Juntos puso el cuerpo, asumiendo el costo de quedar “pegado” a una desgracia en las urnas.
Ahora bien, la repetición del resultado permitió a Dellarossa sacar pecho y reclamar el mérito con su enésimo lanzamiento provincial. En una entrevista concedida a Alfil TV en el medio de la campaña, y sin el diario del lunes, había dicho que esa pretensión no cambiaría. Entendible. No imaginaba para su futuro el recinto legislativo de su ciudad, ni en el peor escenario.
El peronismo perdió la elección pero también a un referente regional que estaba dispuesto a trabajar para Martín Llaryora en el 2023, conocidos sus reparos al senador Luis Juez. Probablemente, las partes se subestimaron. Dellarossa al pensar que Schiaretti mantendría el statu quo en Marcos Juárez y no aceptaría en sus filas a quien fuera la mano derecha desde la militancia compartida en el vecinalismo; también, Schiaretti al pensar que con Crescente se llevaba la potencia de la marca y el capital de una buena gestión.
Juez y todos los precandidatos de Juntos se subieron al escenario a festejar un triunfo que sienten compartido. Imaginan que el domingo que pasó se fundó el kilómetro cero del cambio a nivel provincial. Ninguno ignora que la puesta no soporta el archivo: en 2014 fue la antesala del triunfo nacional de Cambiemos, que no se replicó en la compulsa cordobesa; en 2018, Dellarrossa fue reelecto, pero en 2019, Mauricio Macri no; y Schiaretti logró un triunfo histórico.
¿Se puede, entonces, hablar de un trampolín para Juez o De Loredo? Hay diferencias de contexto para suponer que Juntos tiene chances inmejorables para batallar la sucesión en El Panal. Con seguridad, Llaryora observó con un nivel de detalle lo ocurrido y planteará cambios en la estrategia de posicionamiento provincial que ejecuta con supervisión directa de los alfiles del gobernador. Ahora bien, los aliancistas tienen un desafío mayor entre sus manos: lograr autoimponerse la unidad.
Y desde Marcos Juárez, además de las esperanzas renovadas, llegó la coartada perfecta para avanzar en el mecanismo que regirá la elección interna de candidatos. Además del fundador del Frente Cívico y el presidente del bloque Evolución UCR en Diputados, en la lista de precandidatos se encuentran los macristas Gustavo Santos y Dellarossa; y la patricia Laura Rodríguez Machado. La lista es larga, la sábana corta.
El razonamiento es sencillo. Si los encuestadores fallan sistemáticamente en predecir el comportamiento del electorado en las urnas, ¿por qué debería el promedio de los informes estadísticos fijar los liderazgos en Juntos para el 2023?
Hasta el momento, Juez es el favorecido por los volátiles porcentajes, mientras que el pelotón de candidatos o referentes partidarios agitan la interna abierta como el método más acertado para ordenar las listas y asegurarse la unidad en el 2023. El senador sostiene –seguramente con algo de razón- que el peronismo se meterá en esa interna y teme sobre sus posibilidades.