La interna de Juntos por el Cambio en varios puntos del país tuvo momentos de alto voltaje, en especial en Córdoba y Buenos Aires, dos plazas centrales para el proyecto aliancista. Aquí, en el corazón productivo del país, Luis Juez y Mario Negri, explicaron cuáles eran las razones del oponente para competir por un escaño en el Senado. Golpearon por debajo de la cintura.
El presidente del Frente Cívico decía que el radical quería jubilarse en el recinto; mientras, que el actual jefe del interbloque se encargó de recordarle a los cordobeses que el exembajador votó a favor de la expropiación de Ciccone Calcográfica, primer paso fundamental para la trama de corrupción que montó en entonces vicepresidente de la Nación, Amado Boudou. También, le enrostraron su ausencia el día que se trató la ley de biocombustibles.
Un botón de muestra de una interna en la que existió mediana voluntad entre sus actorespara evitarla, pero cuyo desenlace se complicó cuando los referentes de la mesa nacional de Juntos por el Cambio metieron la cola. Las diferencias entre sus protagonistas nacieron con la alianza y tras cada experiencia electoral a nivel provincial o municipal quedó demostrado que Juntos por el Cambio es una cáscara vacía. Ni siquiera lograron empalmar la actividad legislativa en la Unicameral o en los Concejos Deliberantes de las ciudades más importantes de Córdoba.
Y las PASO redefinieron liderazgos que serán respetados, aunque en el corto plazo. La sociedad entre Juez y el renovador Rodrigo de Loredo puede prosperar siempre y cuando sus objetivos se mantengan en carriles separados. El diputado fue el primero en cantar la candidatura a la gobernación, pero el concejal no niega ni confirma cuáles son sus planes para el 2023 a pesar de que se conoce su deseo de gobernar la ciudad.
Gustavo Santos se suma a ese tridente. Mauricio Macri, su promotor, logró a los codazos el lugar de privilegio, primero en el PRO, después en la lista que compartió con Negri. La derrota a manos del binomio Juez-De Loredo aguó el proyecto sin escalas a El Panal que había imaginado el expresidente para quien se desempeñara en la cartera de Turismo de la Nación durante 2015-2019. De todas maneras, sus alfiles –los de Córdoba y los que tienen oficinas centrales en Buenos Aires- advierten que sería un error sacarlo del radar.
Como sea, el 2023 está en el horizonte de todos los que compiten en este turno electoral. Sus pretensiones deberán quedar pausadas para el objetivo a corto plazo: fortalecer a Juntos por el Cambio en el Congreso luego de algunos elementos que se conjugaron para aumentar las posibilidades de la coalición opositora: el triunfo en distritos impensados, como el conurbano bonaerense; la interna en el Frente de Todos que amenazó con generar una verdadera crisis institucional después de la derrota del domingo 12; y, por último, la profundización de la ortodoxia kirchnerista para aumentar el consumo e incentivar el voto-bolsillo en las generales de noviembre.
En este marco, Juntos por el Cambio está dispuesto a dar una señal fuerte, hoy, a las 15, desde Buenos Aires. La Mesa Nacional de la Coalición citó a sus integrantes para evaluar el desempeño del espacio en las PASO, para después presentar a los candidatos a diputados y senadores de la entente de todo el país.
Buscar un contraste con el culebrón que montó la vicepresidenta Cristina Fernández después de su derrota es el objetivo central. Allí se logrará la foto de familia unida y, con ella, la pausa de los cruces de la interna reciente.
Los objetivos que se expondrán son claros: de repetirse los resultados, el kirchnerismo se quedaría con un bloque de 35 senadores, cuando necesitan 37 para el quórum. En Diputados, existe la posibilidad de que el oficialismo quede desbancado como bloque mayoritario, ya que JPC podría superarlo. Incluso, si traba alianzas con liberales u otras expresiones minoritarias de la oposición la posibilidad de tener quórum propio es concreta. Las provincias en las que se eligen senadores tendrán la prioridad.