Una incipiente bipolaridad en las decisiones que guían las negociaciones con el Suoem empieza a manifestarse en el Palacio 6 de Julio y torna en extremo difícil interpretarlas.
El Ejecutivo presentó ayer una nueva oferta al sindicato: 23,45 por ciento de reajuste salarial para los meses que van de enero a octubre de 2020 a saldarse en dos tramos, el 11 por ciento inicial en noviembre y el 12,45 por ciento restante en enero del año próximo.
A su vez, estos aumentos, que en un principio serán concedidos como no remunerativos, se “blanquearían” en cuatro etapas. El primer 11 por ciento en tres tramos iguales en febrero, marzo y abril del 2021, y el 12,45 por ciento final en mayo.
Hasta aquí, nada demasiado alejado de las expectativas. Se hablaba de un 28 por ciento anual, y la cifra revelada ayer, que contempla 10 meses en lugar de 12, resulta cercana en términos proporcionales.
A partir de mayo del año próximo se reabriría el diálogo para negociar un reajuste por los meses que van de noviembre del 2020 a abril del 2021.
Las novedades empiezan con otros puntos tanto menos visibles: el descongelamiento de la carrera administrativa, que se produciría en febrero de 2021, y el regreso del adicional por título establecido en el artículo 7 de la ordenanza de remuneraciones como concepto remunerativo. Este último apartado, que llega a otorgar un 20 por ciento sobre el salario básico, termina incidiendo (y mucho) en otros conceptos, ya que engrosa la base de cálculo de las bonificaciones especiales. Aquellas que “iban” a revisarse y jamás se revisaron, y que otorgan adicionales de hasta un 50 por ciento, en casos excepcionales, y de un 40 por ciento, en casos ampliamente extendidos, como el de las bonificaciones por “mano de obra especializada”, especialización que se define tan vagamente que casi cualquier tarea encaja en ella.
Desde luego hay un buen argumento para descongelar la carrera administrativa y restituir el pago de la bonificación por título como concepto remunerativo, y es que el año próximo empezaría a conjurarse la situación sumamente atípica que no sólo el municipio sino el país y el mundo han atravesado en 2020: la pandemia.
Pero si bien se busca, puede encontrarse un buen argumento para casi todo, salvo para qué los salarios que paga el Estado Municipal dupliquen o tripliquen a los que se pagan en el sector privado, que financia al fisco.
Ahora bien, a no sulfurarse, porque hay más.
En la propuesta, que hasta el momento no fue ni difundida ni menos aún explicada por el municipio, habría un apartado que el sindicato presenta a sus afiliados como una “recuperación escalonada de la 7ma hora (de jornada)”, para paso seguido aclarar que esto no alterará el régimen de 6 horas. Tamaña vaguedad debe, necesariamente, ser deliberada. Sin embargo, para algunos baqueanos del mundo gremial -asiduos exégetas de acuerdos paritarios-, lo referido podría apuntar a un restablecimiento paulatino de las condiciones previas a la ordenanza que redujo la jornada municipal operado mediante el otorgamiento de horas extra (o “módulo”) en las diferentes áreas del municipio. En fin, las precisiones se conocerán, si son dadas a conocer, en los próximos días.
En el territorio de la duda hay además otro asunto: ¿qué pasó con los agresores de los comerciantes de barrio Observatorio? Al momento nada. ¿Alguien habrá mencionado el asunto en la mesa de negociación?...
Y los Promotores de Convivencia, ¿harán finalmente las veces de inspectores? ¿O seguirán siendo un numeroso grupo de cultores de la “buena onda” entre los vecinos? Más misterio.
Esta propuesta será la que el Suoem ponga en consideración de su cuerpo de delegados hoy, con lo cual al menos una incógnita quedará saldada en las próximas horas, a saber, si los municipales consideran (o no) la oferta lo suficientemente amable.