Los integrantes de Juntos por el Cambio en Córdoba lograron lanzar la mesa política en febrero y mantener un ritmo habitual de reuniones entre las autoridades partidarias. Los titulares de las seis fuerzas poco trabajo pueden adelantar mientras la interna presidencial siga ardiendo. Las estrategias electorales locales siempre estuvieron supeditadas a ordenamientos mayores.
Y no son menores los factores a atender: la posibilidad de un acuerdo de la entente con el gobernador Juan Schiaretti terminaría impactando en los acuerdos mediterráneos. Nadie concibe que un acuerdo macro no incluya adendas locales. El peronismo, su jefe, particularmente, hará todo para que Hacemos por Córdoba retenga el poder en la provincia y en el municipio capitalino.
Mientras tanto, la redacción del reglamento interno se sigue pateando. Esta semana, los cambiemitas decidieron priorizar la posibilidad de concreta de ampliar la alianza con una fuerza consolidada y con representatividad como lo es Encuentro Vecinal Córdoba, referenciada en Aurelio García Elorrio.
El exlegislador pro vida había rechazado sistemáticamente sumarse a JPC por considerarla una pata inapelable de la grieta. En los comicios pasados, por ejemplo, pidió un voto ético y cargó con dureza contra el expresidente Mauricio Macri y el gobernador Schiaretti por un presunto “pacto de negocios”.
La reunión de ayer fue protagonizada por segundas líneas, salvo por el PRO que participó con su titular, Javier Pretto; y Martín Carranza Torres, del partido Liberal Republicano. Sin embargo, terminó con buen pronóstico. Elorrio envió al titular de su partido, Juan Amestoy y a la legisladora María Rosa Marcone. Por la UCR; estuvo Julio Ochoa; por la Coalición Cívica, Verónica Heredia Cuestas; por el Frente Cívico, Graciela Villata; y por Primero la gente, Martín Pereyra.
Prometieron seguir conversando y elaborar un acuerdo programático. Ahora bien, los aliancistas advirtieron que todos los interesados en integrar una lista deberán medirse en internas. La aclaración fue la respuesta a un planteo que hizo llegar Elorrio que advertía que JPC debía resolver sus diferencias y luego sentarse a charlar con los vecinalistas.
En una reunión frentista se coló la palabra “interna” que ya se escucha con frecuencia en la boca de un número cada vez mayor de cambiemitas. Crece el consenso de que una elección abierta va a ser el único método concreto para mantener la unidad (si es que los popes de alianza no conspiran contra el método democrático con sus acuerdos de cúpula). El senador Luis Juez comienza a quedar solo en la defensa de la encuesta como el método rápido y menos oneroso para dirimir las diferencias por los lugares en las listas.
Realizar la interna antes del Mundial de Fútbol comienza a ser el pedido de muchos dirigentes, también de algunos amarillos juecistas, liberados por la propia Patricia Bullrich a desmarcarse del líder del Frente Cívico, después de que propusiera una interna al estilo norteamericano, es decir, con padrones cerrados, con previo registro, para evitar que el peronismo se anime a intervenir.
En este contexto, algunos juecistas ya la proponen para septiembre con el objetivo de ganar tiempo y presionar a los radicales por una definición. Como publicó este medio, en un encuentro de radicales en Tulumba, Rodrigo de Loredo, hizo cintura y evitó dar definiciones sobre sus aspiraciones. En otras palabras, no define si retará a Juez o caminará la ciudad para lograr suceder al peronista Martín Llaryora.
Naturalmente, la mayoría de los aliados piden un mes más de gracia para instalar sus pretensiones y lograr aumentar sus chances en una interna. Octubre, les queda cómodo.
Ahora bien, si la interna parece ser la herramienta que garantiza la contención, la pregunta es cuándo debería hacerse. Otro tema de discusión, mientras el peronismo pasea a su candidato.