Massei y Rivero, los cambios clave en el tablero de El Panal

(Por Felipe Osman - Diario Alfil) Schiaretti no experimentó con la reconfiguración de su gabinete, pero sí realizó dos movimientos de gran significación para afrontar su último mandato al frente del Centro Cívico: Rivero a Coordinación y Massei a Desarrollo Social, interlocutor de Daniel Arroyo y fiscalizador de la relación Nación-intendentes.

Juan Schiaretti inaugurará, en cuestión de días, su tercer mandato al frente de la Provincia. Y con el ya reconocido perfil de gestión que el mandatario ha impreso a sus períodos en el poder (y que ha llevado incluso a la nomenclatura de su fuerza electoral, “Hacemos por…”) no cabía esperar de él experimentos para afrontar sus últimos cuatro años. Y menos aún teniendo en cuenta que la crisis económica no permite augurar más que tiempos de vacas flacas en el corto y medio plazo. A fin de cuentas, en contextos de crisis, gestión no dista de ser austeridad y eficientización máxima de los recursos.

De los doce ministerios con que cuenta en este momento el Ejecutivo, seis continuarán en manos de los mismos funcionarios: Agricultura (Sergio Busso), Educación (Walter Grahovac), Finanzas (Osvaldo Giordano), Obras Públicas (Ricardo Sosa), Trabajo (Omar Sereno) y Servicios Públicos (Fabián López); cuatro secretarios serán promovidos a rango ministerial al frente de las mismas áreas en las que se desempeñaban: Laura Jure (Promoción del Empleo y la Economía Familiar), Claudia Martínez (Mujer), Alfonso Mosquera (Seguridad) y Diego Cardozo (Salud); y habrá apenas cuatro novedades: Pablo de Chiara (Ciencia y Tecnología), Eduardo Accastello (Industria y Comercio), Facundo Torres (Gobierno) y Julián López (Justicia).

En rigor, solo habrá dos cambios de capital relevancia: el actual ministro de Gobierno, Carlos Massei, al Ministerio de Desarrollo Social, y Silvina Rivero, secretaria general de la Gobernación, al novel Ministerio de Coordinación, que encarnará funciones similares a las que acapararía una Jefatura de Gabinete.

La llegada de Rivero a Coordinación va estrictamente en línea con la necesidad del Centro Cívico de controlar el gasto. La recaudación provincial acumula 19 meses cerrando por debajo de la inflación, y en 2020 no se vislumbra una un futuro promisorio a este respecto.

En ese contexto, Schiaretti ubica a uno de sus halcones al frente del Ministerio de Coordinación. Una funcionaria de probada capacidad de gestión, avocada -entre otras tareas- a las negociaciones paritarias con los sindicatos públicos, de máxima confianza del gobernador, de estrecha relación con otro incondicional del mandatario: Ricardo Sosa, y con un gran conocimiento de la contabilidad y las finanzas estatales.

Desde allí, Rivero será garante de que el resto de los ministerios ejecuten cabalmente el presupuesto que les fue asignado, y de que la Provincia no incurra, por lo tanto, en desfasajes entre sus ingresos y sus egresos. Tarea de máxima responsabilidad en el juicio del gobernador.
El arribo de Massei a Desarrollo Social, por su parte, implica la asunción de una responsabilidad no menor.

Los próximos cuatro años serán muy diferentes a los previos. En primer lugar, habrá un cambio de signo en el Gobierno Nacional, y ahora los recursos que lleguen a la Provincia desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación no estarán -cuanto menos, en un primer momento- facilitados por una gran relación entre el gobernador y el presidente.

Con la llegada de los Fernández a la Casa Rosada, la negociación por el reparto de estos recursos tendrá, de seguro, un tenor muy diferente. Y si para negociar con Carolina Stanley, Hugo Tocalli era el indicado, para hacerlo con Daniel Arroyo (futuro ministro de Desarrollo Social de la Nación) Schiaretti ha preferido a Massei, otro de sus más estrechos colaboradores, que tendrá a cargo controlar que Córdoba no sea discriminada en el reparto de estos recursos, como históricamente lo fue durante las presidencias kirchneristas.

Por otro lado, Massei regresará a un destino que ya ocupó en el pasado, durante la primera gestión de Schiaretti, y lo hará conservando injerencia sobre el manejo de las relaciones entre la Provincia y los municipios.

Esto significa que el funcionario probablemente actúe como un “auditor” del reparto de recursos que la nación lleve adelante, atento a cualquier iniciativa de la Casa Rosada de fraguar relaciones de obediencia con intendentes y jefes comunales asignando recursos directamente sus ciudades, “puenteando” al Centro Cívico.

Debe recordarse que durante la campaña electoral el Frente de Todos prometió gobernar “con los gobernadores”, no a sus espaldas.

Finalmente, el regreso de Massei a Desarrollo Social puede encontrar otro fundamento de peso: si la crisis económica -lejos de mostrar mejorías- se profundizara, Schiaretti necesitará de un experimentado capitán de tormenta para contener la situación social, evitar un desborde, y lograr la estabilidad necesaria para llevar su última gestión a buen puerto.

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