La hija del difunto ex gobernador es por estos días, a los ojos de muchos, una estrella en ascenso en la política cordobesa. Mantiene muy buenas relaciones con Alberto Fernández, que agradece su respaldo y le ha ofrecido ser parte de su cada vez más probable desembarco en el Ejecutivo nacional; y además lo hace manteniendo una tensión -hasta ahora- bien administrada con el Centro Cívico, que le permite moverse con cierta autonomía respecto de los designios de Hacemos por Córdoba sin tener, para ello, que alejarse de este espacio. Ambas cosas parecen necesarias para sus planes a futuro.
Desde su entorno identifican como primer objetivo el de reclamar para sí el legado político del fundador de Unión por Córdoba. Lograr el control exclusivo de la “marca” De la Sota. Y como objetivo de medio plazo, iniciar la construcción de un armado territorial propio, que le permita posicionarse para el futuro, abriendo el camino a posibles candidaturas en el largo plazo.
Para seguir este plan, conseguir una autonomía -aún imperfecta- respecto del Centro Cívico resulta tan necesario como útil recalar en un lugar de mediana importancia en el gobierno nacional.
Desde allí la concejala podría construir sin recelos del gobierno provincial ya que, en efecto, sus acciones estarían íntimamente vinculadas a funciones propias de la gestión y, por el otro lado, eludiría recalar en la Legislatura provincial, en la que su participación seguramente quedaría diluida en un todopoderoso bloque oficialista que se bastará a sí mismo para construir mayorías agravadas.
Ahora bien, este programa no resulta del todo incompatible con un propósito de gran importancia para el Centro Cívico: limitar el armado territorial que el senador nacional Carlos Caserio, presidente del bloque peronista en la Cámara Alta, construye en el interior para respaldar la candidatura de los Fernández.
La tensión entre Caserio y El Panal ha ido en ascenso en los últimos meses, particularmente desde que el senador decidió fotografiarse junto a los candidatos de la boleta de diputados del Frente de Todos, algo que fue leído como poco menos que una traición desde Hacemos por Córdoba, que trabaja a destajo para conseguir llevar a sus candidatos a la Cámara Baja.
El líder de la bancada justicialista en el Senado ha sobreimpreso buena parte de su construcción territorial en el interior provincial sobre referentes delasotistas, y esto genera una tensión natural con Natalia de la Sota, que espera reclamar el legado político de su padre.
Así las cosas, Caserio se convertiría en este punto en un adversario común para Juan Schiaretti y para la heredara de su predecesor, y entre ellos habría un pacto tácito, en el cual el mandatario reconocería a Natalia de la Sota autonomía política siempre y cuando no ponga en jaque los lineamientos discursivos del espacio. A cambio, la concejala disputaría el armado territorial del senador en el interior de la provincia, propósito que, por otro lado, le resulta de interés propio.
Caserio tiene a su favor el hecho de que Alberto Fernández le reconoce haber sido el primer referente de peso -dentro de la política cordobesa- en haberse encolumnado detrás de la fórmula Fernández-Fernández, pero actualmente ha perdido el status de ser el único que lo hace. Eduardo Accastello, Natalia de la Sota, Martin Gill y Roberto Urquía también avalan ahora la candidatura presidencial de los Fernández, y ninguno de ellos responde al senador directamente.
El entramado de referentes PJ que Caserio domina en el interior es fuerte en el norte provincial, con la legisladora Tania Kyshakevych (delasotista); en el departamento Colón, con el legislador Carlos Presas y el intendente saliente Rodrigo Rufeil (ambos delasotistas); y en el departamento Santa María, con el legislador Walter Saieg (delasotista), que viene de plantear una feroz interna a los hermanos Torres en Alta Gracia.
La primera incursión de Natalia de la Sota en el interior, durante este tramo de la campaña, llegará de la mano de otro delasotista que actualmente tiene buenos vínculos con Hacemos por Córdoba, Eduardo Accastello. El ex intendente de Villa María fue un importante funcionario durante la segunda gestión de José Manuel de la Sota, ocupando la secretaría de Gobierno de la Provincia, y muchos lo sitúan en un puesto en gran relevancia en el próximo gabinete provincial. Mañana, ambos participarán de un acto en la sede del PJ en Villa María.
Será la primera parada de una gira que la legisladora electa iniciará por el interior, que la llevará a visitar otras localidades, y que a todas luces parece llevar el visto bueno del Centro Cívico.