La exgobernadora de Buenos Aires aterrizó en Córdoba para imprimirle otro carácter a la expresión de deseos que realizó sobre su futuro político días atrás. Para la ocasión fue más concreta: “Quiero ser presidenta para transformar la Argentina”.
Esta fue la frase que escucharon periodistas, empresarios y dirigentes de Juntos por el Cambio que atraviesan un momento de sobredosis de unidad o, al menos, la muestra pública de ella. Al mediodía del Día del Trabajo, precandidatos y referentes de la alianza en Córdoba habían compartido el locro que preparó Luis Juez en la Sociedad Belgrano y, a la mañana siguiente, integraron la gran mesa con la cuarta precandidata presidencial que aporta el PRO.
Vidal no decepcionó. Mostró los atributos que, alguna vez, la situaron en el tope de las encuestas que con envidia miraba el líder con bastón presidencial de Juntos por el Cambio, Mauricio Macri.
La actual diputada se mostró como la Heidi de la que siempre renegó. Calmó a los efusivos aliados sobre su convicción de que JpC debe ganar la provincia de Córdoba; un pedido que, por cierto, tiene a Juez como la primera voz de un coro que va apagándose de manera directamente proporcional al encono que varios aliados le profesan. Sobre el operativo clamor de algunos radicales y parte del PRO de sumar al gobernador Juan Schiaretti al frente, cuando en este distrito la coalición es –en su mayoría- opositora, Vidal hizo equilibro y expresó que “la alternativa es con dirigentes de JpC” y remarcó lo obvio: que el peronista no forma parte.
Intentó jugar al distraído cuando expresó su sorpresa al observar que “todo el mundo”, en referencia a la prensa, le preguntaba por Schiaretti.
En la mesa de unidad, fue la precandidata a la gobernación de Bullrich, la autodenominada “halcona” Laura Rodríguez Machado quien la empujó hacia una definición tajante al respecto. Vidal salvó la ropa al ponderar a la dirigencia propia, que luego marcó sin grises en sus declaraciones públicas al afirmar que JpC tiene que llegar al Panal el año que viene.
Sin embargo, los macristas (que, como se sabe, no descartar el diálogo con el peronismo republicano provincial) señalaron que no cerró la puerta al menos el plano nacional al tirarle la pelota a la decisión general de los partidos miembro. Se trata de una muestra más de las batallas interpretativas en las que están sumidos los dirigentes cambiemitas cordobeses que cabalgan entre la convicción sobre la unidad y los deseos individuales.
Por otro parte, Vidal también fue generosa al igualar las posibilidades de la amplia lista de anotados para el 2023. A diferencia del presidente de la UCR nacional, Gerardo Morales, que opinó que Rodrigo de Loredo debe ser el candidato a gobernador; o la amarilla Patricia Bullrich que mostró su preferencia por el senador; Vidal puso en carrera a todos.
Nombró a la dupla ganadora de las elecciones legislativas, como el manual indica. Sin embargo, anotó en el poroteo a Mario Negri, Gustavo Santos, Laura Rodríguez Machado y Soher El Sukaria, su preferida en todo este asunto, aunque la dirigente aspira a disputar el gobierno de la ciudad.
Tampoco desentonó al reivindicar la autonomía de los cordobeses en la resolución de sus asuntos internos. Sobre este punto no hubo margen para las segundas interpretaciones porque juzgó sano apelar a elección abierta para dirimir candidaturas con el arbitraje del colectivo “gente”.
La actual diputada porteña buscó congraciarse con la dirigencia de JpC y logró causar una muy buena impresión en los invitados a la mesa redonda. Esta actitud es esperable de alguien que buscar acuerdos para sostener su ambición presidencial.
Mundo PRO
La postura conciliadora con los aliados fue aún más visible con los miembros del PRO Córdoba que están a punto de materializar su propia experiencia de unidad, después del desguace que vivió el partido al dividir sus apoyos en las listas que encabezaron Santos-Negri y Juez-De Loredo.
Comienza a germinar la necesidad de encontrar puntos de encuentro en las tribus del PRO con el objetivo de lograr mayor visibilidad en la pelea por los espacios con los socios. Y, por otro lado, aprovechar el paraguas de cuatro candidatos amarillos a la presidencia que prometieron patrullar la provincia con insistencia.
Ahora bien, a golpe de vista es fácil detectar que la interna porteña es una amenaza a la buena voluntad que intentan mostrar los hombres y mujeres del PRO local en esta instancia. Rival directa de Bullrich, más próxima a Larreta y en buenas migas con Macri, Vidal sentó a sus flancos a Santos (rival de Juez) y a El Sukaria, diputada responsable, esta vez y las que vendrán, de organizar su agenda en Córdoba.