Sin poder salir todavía de la zona de turbulencia, el peronismo del gobernador Juan Schiaretti maniobra como puede su nave política para intentar enderezarla. La semana que pasó es, a juzgar por los propios dirigentes, una de las peores vividas en los últimos años por el oficialismo. Y lo peor es que no hay garantías de que lo que vendrá, pueda ser mejor. Más bien, se sospecha todo lo contrario.
Lejos de menguar, el caso de Oscar González sigue escalando en la opinión pública y pese los esfuerzos del Panal para encapsular lo sucedido en una cuestión personal y judicial del legislador, la onda expansiva hace trinar la política dentro Hacemos por Córdoba, justo cuando la fuerza política echó a rodar la candidatura a gobernador de Martín Llaryora.
En términos políticos, lo de González fue un cisne negro que desestabilizó internamente a un gobierno provincial acostumbrado a tener el control hasta de la más mínima acción. Y son tantos los frentes derivados del hecho, que -por primera vez en mucho tiempo- se observa a un oficialismo algo aturdido y corriendo muy por detrás de cada situación que se abre.
La Legislatura de Córdoba es claro ejemplo de ello. Por la función que cumplía el hombre de Traslasierra, el recinto es uno de los ámbitos con impacto inmediato.
Ahora, con González fuera del juego parlamentario (al menos hasta el 1 de febrero del año que viene), el peronismo está obligado a reconfigurar su armado allí, algo que comenzará a ejecutar el próximo miércoles cuando en la sesión se apruebe el nombre de quien lo reemplazará en la presidencia Provisoria de la Legislatura.
El acuerdo logrado la semana pasada entre el oficialismo y gran parte de la oposición (salpicada también por la polémica por el uso de vehículos judicializados) para cerrar el debate en el recinto a través de una declaración “de profundo pesar” por lo sucedido y solidaridad con familiares y amigos de las víctimas, duró poco. Apenas unas horas después, los legisladores de Juntos por el Cambio y Cambia UCR reaccionaron y fueron más duros en su posicionamiento, algo que la Izquierda había exigido desde el momento cero: la renuncia de González a la presidencia provisoria de la Legislatura y la licencia sin goce de sueldo.
Lo cierto es que durante el fin de semana la presión fue creciendo de tal manera que el sábado la Legislatura comunicó de manera formal la dimisión del parlamentario como tercera autoridad de la Provincia, y un pedido de extensión de la licencia (sin goce) hasta el 31 de diciembre.
La mayoría de los 51 legisladores peronistas y aliados del bloque mayoritario se enteraron por los medios y, al menos hasta ayer, tampoco estaban al tanto del nombre que el PJ promoverá como nueva autoridad de Cámara en la sesión del próximo miércoles.
Fuentes del oficialismo señalaron a Alfil que “objetivamente debe tratarse esa situación institucional (acefalía de la presidencia provisoria)” que debe ser conversada con la oposición.
Según el artículo 9 del Reglamento Interno referido a las vacancias: “Si se produjere la vacancia de cualquiera de los cargos de las autoridades de la Legislatura, en la primera sesión posterior de producida la vacancia, debe procederse a elegir el reemplazante o los reemplazantes respectivos, quienes desempeñarán sus funciones hasta completar el periodo en curso”.
Si bien todo se maneja en absoluto hermetismo, se especula que Nadia Fernández será quien suba de escalón y ascienda al cargo de la tercera autoridad de Córdoba. La legisladora que pertenece a la estructura política de Alejandra Vigo es actualmente la vicepresidenta de la Cámara y quien, en los hechos, ejerce el rol de González desde lo acontecido. Por lo cual, su nombre no causaría sorpresa en la oposición y se descuenta que contaría con el apoyo de todas las bancadas (a excepción de la Izquierda).
Por otro lado, frente a ese eventual enroque interno en la bancada oficialista que incluirá por otro lado la asunción de la legisladora departamental suplente, se abriría otra vacante: la de la vicepresidencia que dejaría Nadia Fernández. Allí, siempre en el plano de las posibilidades, podría desembarcar Julieta Rinaldi, legisladora del departamento de Marcos Juárez, y de extrema confianza del ministro Carlos Massei. En esa discusión, no talla el llaryorismo que ayer se mostraba mucho más preocupado por lo sucedido en San Francisco donde el intendente Damián Bernarte fue baleado, que por la situación en el recinto.
De cualquier modo, vale decir que los nuevos nombres, cualquiera fuera, que se aprueben el miércoles serán para cubrir un intervalo de escasos días hasta que el cuerpo legislativo, después del 10 de diciembre, designe a las nuevas autoridades que cumplirán rol durante todo el 2023. Si bien generalmente de un año a otro no se producen cambios sustanciales en esos cargos, la situación que atraviesa Hacemos por Córdoba por lo de González abre un abanico de distintas posibilidades que incluyen hasta el retorno de ministros del Ejecutivo al poder Legislativo. Por lo pronto, el Panal buscará reordenar su bancada y cumplir con lo fijado por el reglamento tras la salida intempestiva de Oscar González.