Las elecciones del domingo en Córdoba dejaron tanta tela para cortar en el Frente de Todos como espacios y dirigentes hay. Mientras finalizaba en la Justicia Federal el escrutinio definitivo, que confirmaría el reparto de bancas del provisorio (seis para Juntos por Córdoba, dos para el Frente de Todos y 1 para Hacemos por Córdoba), los referentes aguardan definiciones y/o instrucciones de Buenos Aires para saber cómo seguir haciendo política en la provincia que le dio el peor resultado electoral a Alberto Fernández. Lo que sí, todos coinciden en que el espacio kirchnerista de Córdoba ya no será como se lo conoce hasta ahora y que se vienen tiempos de reacomodamientos. En el búnker del presidente electo hay claramente otras prioridades: ni siquiera la relación con el gobernador Juan Schiaretti apremia hoy por hoy.
El tema que desvela a la mesa chica de Alberto Fernández es lo que encontrarán el 10 de diciembre cuando asuma el nuevo gobierno. La preocupación por la situación económica es mayúscula. El martes, cuando parte del PJ se reunió en Tucumán para la asunción del segundo mandato del gobernador Juan Manzur, circularon decretos de Macri requiriendo todos los fondos de los ministerios de programas específicos para afrontar gastos corrientes. La crisis en la provincia de Buenos Aires preocupa y mucho.
En el Frente de Todos de Córdoba hasta ahora no hubo una reunión de balance de los resultados del domingo, y los dirigentes que hablaron con este diario creen que no la habrá. No hay quien la convoque con el suficiente peso como para no fracasar. El clima hace rato que no es bueno en el espacio, y ahora se suma el enojo y el pase de facturas por un resultado que no es el esperado. Pablo Chacón es uno de los más molestos: considera que no entró al Congreso, pese a que era el candidato con más chances de lograrlo, porque faltaron campaña y recursos. En cuanto a la fiscalización, dos dirigentes consultados para esta nota aseguraron que funcionó bien (mejor en Capital que en interior) y que el problema no fue el control de los votos sino que la gente no los votó. En ese escenario, los dirigentes empiezan sus giras por Buenos Aires para reunirse con sus referentes directos o para empezar a ubicarse en los paraguas que los contengan.
El diputado electo Eduardo Fernández está en Capital desde el miércoles. Tuvo actividades con sectores pymes y dio algunas notas a medios porteños, pero básicamente se reunió con dirigentes del Partido Solidario al cual pertenece. La reelecta diputada Gabriela Estévez viajará la semana próxima y no estrictamente por cuestiones legislativas. Estévez viene trabajando cerca del senador Carlos Caserio, el principal armador de Alberto Fernández en Córdoba, con quien compartió algunos actos durante la campaña. Con ese paraguas, la diputada que proviene de La Cámpora aspira a ser la referente del peronismo kirchnerista-albertista en Córdoba en el marco de la Mesa Peronista del Frente de Todos, que integran sectores peronistas varios, con la mira puesta en la política provincial.
Durante la campaña, a Estévez la acompañó el legislador provincial Martín Fresneda, uno de los kirchneristas con mejores contactos en el schiarettismo provincial, pero que también habla con Caserio.
También el diputado Pablo Carro se acercó al senador nacional y lo hizo antes de las elecciones Paso. El dirigente de origen universitario estuvo en el acto de cierre de campaña que encabezó Caserio en Villa Carlos Paz y cada vez se siente más cómodo entre peronistas. Por el lado de los partidos con personería jurídica, la jugada a futuro va en otra dirección. Los referentes partidarios que hablaron con este diario consideran que el acercamiento entre Alberto Fernández y Schiaretti se producirá más temprano que tarde. En ese marco, consideran viable una integración a la coalición oficialista Hacemos por Córdoba, como parte de la pata no peronista/progresista del espacio schiarettista. Sería ir en la misma dirección que el Partido Socialista y el GEN, que se sumaron al schiarettismo para las elecciones provinciales del 12 de mayo (a nivel nacional jugaron con Roberto Lavagna) y de Apec, que integra Hacemos por Córdoba y el Frente de todos.
Estos espacios consideran que el vínculo entre el futuro presidente y el gobernador, cuando se disuelvan las tensiones de la campaña, será directo entre ambos, sin intermediarios. “Vamos todos hacia el PJ Córdoba”, deslizó un apoderado. Un proceso que cree debe hacerse grupalmente, como bloque progresista, y no partido por partido. Hay un tercer actor, el Consejo de Organizaciones de Unidad Ciudadana Córdoba, que está preparando documentación para presentar su propio partido político, denominado Partido por la Justicia Social y la Democracia, a mediados de noviembre. “Pongan el carro en movimiento que los melones se acomodan solos”, dijo Perón alguna vez.