Las extensas tratativas encaradas por emisarios de la Provincia y la Nación para empezar a destrabar la relación entre el Centro Cívico y la Casa Rosada dieron su primer resultado: Eduardo “Wado” de Pedro, ministro del Interior del Gobierno Nacional encarnado por el Frente de Todos recibió ayer al gobernador Juan Schiaretti, con quien compartió una reunión de casi dos horas en su despacho.
Aunque los funcionarios no ahondaron demasiado en los puntos transitados durante el almuerzo que compartieron, los comunicados oficiales apuntaron que la situación del campo y de la industria automotriz ocupó un lugar central en la conversación.
No son temas menores. La situación de la industria automotriz -pieza fundamental para la economía cordobesa- es muy compleja. La caída de los patentamientos durante 2019 llevó al sector a un presente muy difícil, y del lado de los trabajadores la situación viene siendo contenida por un entramado de acuerdos de continuidad arribados entre las distintas empresas y Smata, pero esta solución dista de ser definitiva y se necesita de una rápida reactivación de las automotrices para reconducir el actual escenario.
En cuanto al sector agropecuario, su importancia para motorizar la economía de Córdoba y de la Argentina no está en discusión. El Gobierno Nacional apuesta a encontrar en el agro buena parte de los dólares que necesita para pagar las deudas contraídas durante la gestión macrista, pero sabe también que aumentar la presión fiscal sobre el campo puede conllevar serias consecuencias. La crisis desatada entre el Gobierno y el sector agropecuario en 2008 y el alto costo político pagado por el kirchnerismo por la resolución 125 siguen vivos en la memoria.
Aquí es donde Schiaretti juega un papel clave. Con Santa Fe en manos de Omar Perotti y Buenos Aires a cargo de Axel Kicillof el agro espera encontrar en el mandatario cordobés al defensor de sus intereses, y el gobernador debe hacer equilibrio entre un sector que además de ser determinante para la economía de Córdoba cuenta con vasta ascendencia sobre su electorado y un Alberto Fernández que seguramente querrá que desde El Panal se intente contener el reclamo del campo.
Otros temas centrales para la Provincia son la deuda contraída en dólares y el recupero de fondos que la Nación le adeuda por obras que debían ser financiadas con recursos federales. En cuanto a lo primero, Schiaretti entró a la reunión habiendo antes anunciado que Córdoba hará frente al próximo vencimiento de deuda tomada en dólares en tiempo y forma. Respecto del segundo ítem -el recupero de fondos comprometidos por la nación- al cierre de esta edición los canales oficiales de comunicación no habían ofrecido novedades.
Concluida la reunión tanto el funcionario nacional como el mandatario cordobés coincidieron en que se había tratado de una charla “muy positiva”. El gobernador, por su parte, añadió que se repasó la agenda bilateral de la Nación y la Provincia, y que se decidió avanzar en los diversos temas con los ministros de cada cartera para ofrecer soluciones en las próximas semanas. Para terminar, calificó al almuerzo como una “cordial reunión de trabajo”.
Las palabras del mandatario parecen enmarcar la cita en el terreno de la estricta institucionalidad. Y lo mismo parece indicar el hecho de que la reunión haya acontecido en el despacho del ministro del Interior, y no ante el propio presidente.
Los intentos por descongelar la relación entre la Provincia y la Casa Rosada empiezan a rendir frutos. La distante relación entre Juan Schiaretti y Alberto Fernández, por su parte, no parece haber cambiado.