La cosa venía medianamente bien en el inicio de la Mesa de Café: Miguel Clariá venía marcando la cancha, intentado que el hábil Alberto Fernández no manejara los tiempos y argumentaciones, con las interrupciones necesarias y dándole un ritmo exacto a la entrevista.
Hasta que... al minuto 6 (de los 20 que duró el intercambio), Mario Pereyra ingresó de manera torpe y Alberto lo recibió bien parado.
¿Por qué se asoció con una persona que Ud. denostó...? -arrancó Pereyra... Y de ahí en más se complicó todo.
Incluso, mientras pusieron un audio anterior de Fernandez al aire, alguien no cerró los micrófonos del estudio y se escuchó que siguieron discutiendo.
El tenso diálogo fue in crescendo con acusaciones mutuas de "estar mintiendo", mientras Miguel Clariá tomaba una cuestionable posición: "mutis por el foro". El periodista más valorado y querido de Córdoba no se animó, no quiso o no pudo retomar el control de la entrevista y dejó todo en manos de Pereyra vs. Fernández, Fernández vs. Pereyra.
"Si Ud. bajara su imparcialidad y bajara su animosidad las cosas serían más fáciles", dijo en un momento el candidato a presidente, hábil polemista.
Pasó este lunes: Después del papelón del viernes, Clariá no hizo la "Mesa del Café" ("algunos se dicen compañeros", dijo Marito ante el faltazo)
Mi diagnóstico de la entrevista:
- Bien Fernández en ir al estudio, ir solo y plantarse.
- Bien Miguel en el intento de hacer de eso una entrevista periodística. Mal, muy mal, en retirarse del diálogo. A sus 70 y pico ya tiene pergaminos para alzar la voz.
- Mal Pereyra en todo. En centralizar el diálogo, en no saber preguntar desde un rol correcto. Y muy mal en no entender algo básico: Cadena 3 no es él y él no es Cadena 3. Él fue importante, vital en la historia de Cadena 3, pero si quiere que lo trascienda, debe entender eso.
El último toque de dignidad sí lo aportó Miguel: "... lo despido... espero poder entrevistarlo periodísticamente". Buen cierre. (IB).