Para este desafío, Tromen ha empleado equipos a leña de doble combustión, conocidos por su robustez y capacidad para generar muchas kilocalorías, cualidades esenciales para resistir las temperaturas extremas de la región. Este proyecto representa un compromiso significativo con las personas que trabajan y viven en estos entornos extremos. Llevando los equipos a condiciones tan extremas, Tromen demostró que puede calefaccionar cualquier lugar, mientras que apoya a aquellos que realizan labores fundamentales en la Antártida.
Una de las innovaciones destacadas de este proyecto es la utilización de residuos locales como combustible. En lugar de trasladar estos residuos de regreso al continente, se transformaron en leña para las salamandras, logrando así una doble función: eliminación de residuos y generación de calor.
“Estamos muy orgullosos con este proyecto y de colaborar con la Antártida de manera activa. Es una idea que teníamos hace tiempo. Tuve la suerte de ir a la Antártida y conocer personalmente, y fue una experiencia maravillosa. Su paisaje es hermoso pero también cuenta con condiciones climáticas muy difíciles y extremas. Estamos felices en ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que allí habitan”, afirma Mario Remondino, fundador de Tromen y líder del proyecto.
El proceso de instalación comenzó con una primera visita a la Base Marambio, donde se evaluó el terreno. Superando todas las expectativas, los equipos operaron perfectamente, incluso bajo las rigurosas condiciones de viento. Tras esta exitosa prueba, el siguiente paso fue equipar todas las bases argentinas temporales y permanentes con las salamandras de Tromen.
El proyecto se llevó a cabo con la cooperación del Cocoantar más el apoyo técnico del personal de cada base, garantizando una instalación eficiente y sin contratiempos. La predisposición y el profesionalismo de los equipos en cada base fueron muy importantes para cumplir con todos los tiempos y procesos establecidos.
Además de las salamandras, Tromen también instaló algunas parrillas en ciertas bases, aunque el próximo objetivo es asegurar que todas las bases argentinas puedan disfrutar de un asado, igualando la experiencia del rompehielos Almirante Irízar y la Fragata Ara Libertad, ambos equipados con parrillas Tromen.
En el rompehielos Irízar, se llevó a cabo el asado más austral del mundo: se bajó la parrilla y, sobre el hielo, se compartió este icónico ritual argentino. Además, en la Fragata Libertad, las parrillas Tromen acompañaron cada puerto visitado, llevando el auténtico asado argentino a distintas partes del mundo, uniendo a las personas y difundiendo tradiciones locales a nivel global.
“Generar calor en el lugar más frío del planeta ha sido uno de los mayores desafíos que hemos enfrentado como empresa, y su realización marca un logro significativo y satisfacción para todo nuestro equipo. Agradecemos a todo el personal de Tromen involucrado, cuyo compromiso y dedicación han sido fundamentales para el éxito de este proyecto. Como proyecto futuro, nos gustaría llegar a las Islas Malvinas con nuestros productos.”, agrega Facundo Caceres, gerente de Marketing de Tromen.