Agua Pan de Azúcar nació en 1992 y tal como su nombre lo indica estaba enclavada en el camino cerro Pan de Azúcar. Allí sus dueños originales se abastecían de una vertiente natural que en 2005, se secó. Por eso, al año siguiente, en 2006, la planta fue trasladada a Malvinas Argentinas, una zona de acuíferos subterráneos muy buena y donde otras embotelladoras también tienen sus plantas. En el camino, Pan de Azúcar fue transformándose en Agua Mineral Ella (ya no podía utilizarse el nombre anterior porque el producto tiene denominación de origen). Y un poco más acá en el tiempo, en 2010, la empresa fue adquirida por Paula y Gabriel, dos ingenieros industriales con ganas de meterse en la industria y profesionalizar cada uno de sus procesos.
Hasta ahí, un resumen del origen. Lo que vino a partir de ese 2010 fue esfuerzo, procedimentación y profesionalización para una empresa que desde sus comienzos había sido gestionada como un pequeño emprendimiento.
Hoy cuentan con una planta de 400m2 en un lote de 1.000 donde tienen una perforación a 250 metros de profundidad desde donde se extrae el agua mineral. “Esa es nuestra principal ventaja competitiva: de la perforación sale el agua mineral lista para consumir. No es agua de red tratada, sino que como sale, se filtra y se envasa”, explica Paula Santarelli.
Cómo se armaron en el camino
“A partir de que compramos la empresa empezamos a cambiar su cultura porque no existía ni la computadora. En ese momento trabajaban 12 personas, nosotros tomamos gente de la zona, para darle valor a la industria. Hoy somos 20, pero el principal cambio fue cultural y tuvo que ver con la eficientización de todos los procesos: los administrativos, los comerciales y los productivos. Para nosotros fue todo un desafío porque era un know how que no teníamos”, resume el matrimonio.
Sin embargo, la producción en sí parecería que no representa ningún desafío extraordinario, sino más bien la logística. “En este negocio el proceso productivo es relativamente sencillo, lo complicado es la distribución, la logística. Tenemos que llegar semanalmente a 3.500 domicilios, 350 empresas en tiempo en forma…”, dice Gabriel Auad.
Hoy cuentan con una flota renovada y van por más: ya son 8 vehículos de distinto porte y la próxima semana sumarán un 0Km más.
A dónde apuntan
Trabajan fundamentalmente con dos segmentos: el particular de casas de familia y el corporativo. En ambos distribuyen:
- bidones de 20 litros retornables,
- botellones de 12 litros y de 6
- dispenser de frío-calor,
- botellas de medio litro (que se distribuyen fundamentalmente en el circuito gastronómico) y,
- Sifones en valijitas
Como principal estrategia de crecimiento lo que buscan es mayor penetración de mercado: “Hay mucho para crecer porque hay muchas empresas competidoras pero no hay tantas con buena calidad de agua y buen servicio”, se sinceran.
Hoy trabajan en un solo turno de lunes a viernes. Y allí podrían sumar dos turnos más para crecer. En tal caso, planean adquirir un predio contiguo de otros 1.000 metros. ¿Para almacenamiento? “No almacenamos el agua. A la tarde llegan los botellones vacíos, se lavan y se llenan durante el turno de la noche (que es el que trabaja) y a la mañana salen todos para repartirse”, explican. “No obstante, para competir en precio, tenemos que soplar nuestros propios envases y para eso necesitamos un espacio de almacenamiento. Además nuestra idea es modernizar la planta también”.
El cuello de botella para seguir creciendo es la logística, así que la idea es sumar repartos tercerizados (ellos lo denominan “franquicias”).
Otra pata es el comercio electrónico como una vía más de comercialización. “Este año hicimos la remodelación de la web y pusimos un carrito de compras pensando que no iba a tener respuestas, porque necesita de mucha coordinación con el cliente, pero así y todo hay mucha gente que hace su primera compra a través de Internet. Esta vía de comercialización hoy es muy baja, representa solo un 5%, pero apuntamos a que crezca”, anhela Gabriel.
Todo esto, apoyados en un cambio profundo de cultura. “Estamos finalizando la migración de nuestras operaciones a un sistema operativo con geolocalización. Todo está digitalizado, los repartidores hacen todo a través de su celular, hasta la factura y eso nos agiliza mucho administrativamente”, resumen casi al unísono. (Como una forma más de mostrar su conexión, que trasciende lo comercial, claro).
A futuro buscarán llegar a otras provincias. “Por ahora estamos evaluando los costos logísticos”, adelanta el matrimonio que, además, es miembro activo de AJE.
Producción: Soledad Huespe
Edición de fotografía: Virginia Huespe