Desde las máquinas que colaboran con las tareas en los campos hasta el uso creciente de equipos móviles y plataformas que permiten trazar resultados durante los últimos años, son herramientas que hacen más eficiente la toma de decisiones para los productores.
La posibilidad de tomar decisiones estratégicas de forma rápida e informada es clave para lograr resultados sostenibles y sustentables en un sector que tiene el desafío de producir más y mejores alimentos para un mundo en constante crecimiento. Los niveles de digitalización que existen hoy en los distintos actores de la cadena -productores, asesores técnicos, distribuidores- son todos diferentes y los puntos de partida y las oportunidades son únicas para cada uno.
Pero hay un factor clave de esta nueva realidad, y es que establece un cambio en los procesos: no puede haber una transformación digital de la agricultura -en la que podamos inventar nuevos modelos de negocios agrícolas basados en tecnologías digitales- si no hay digitalización primero. Ese primer paso es necesario y fundamental para llegar hasta allí.
Aprender a recorrer ese camino le da al agro la opción maravillosa de ser flexibles, de ir adaptando de forma colaborativa todas esas herramientas que hoy existen y que mañana pueden agregar integraciones con plataformas de competidores y colaboradores de otros sectores: es decir, ir sumando partes hacia ese todo. El avance de la digitalización y la conectividad les permite a los productores ser más eficientes y sustentables en el manejo de los cultivos. A su vez, la estandarización de los procesos genera más información y un análisis más rápido, permitiendo a su vez una mejor toma de decisiones.
Pero también hay desafíos: un estudio realizado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) junto a Telecom permitió medir el valor que agrega la conectividad rural a gran escala. Al trasladar los resultados, el informe revela que con la mayor incorporación de conectividad en zonas rurales se generarían ahorros en la producción agropecuaria por US$ 1.750 millones, mejorando no sólo la calidad de vida de las zonas donde se aplica, sino el acceso a la agricultura de precisión.
Adaptarse al mundo que viene es la mejor inversión que se puede hacer. Parece titánico, difícil; pero los resultados y el retorno de esa inversión a mediano y largo plazo redundarán en beneficios en todos los aspectos. El espacio para innovar y mejorar en todos los puntos de la cadena -y que eso retribuya en resultados medibles- para generar un impacto en nuestras actividades y el futuro de la agricultura es increíble. Empezar a avanzar en digitalizar los procesos que ya tenemos implementados permitirá, entonces, poder tomar mejores decisiones.
*Director General (Protección de Cultivos) de Syngenta para Latinoamérica Sur.