Para Guillermo Leal, director del estudio Asistencia Creativa, el cambio no fue positivo y lo explica así: “es notable que mientras muchas empresas están optando por la búsqueda del signo simple, sin efectos de moda ni recursos digitales (Mastercard, Movistar, etc.), aparece el ‘re’diseño’ de Tarjeta Naranja. Desde el lado de la intelegibilidad el signo ‘N’ presenta distintas interpretaciones y si tenemos que arrancar con una campaña masiva para explicar de qué se trata ya estamos en problemas”.
E ironiza un poco con el tema, “¿Una ‘N’ con rotura de ligamentos? Ahh no, una media sonrisa que forma una ‘N’. El isotipo presenta problemas en su reducción, ya que pasa a una versión plana sin ‘chiches’ donde queda al desnudo la forma monolineal sin ningún tipo de corrección óptica, desbalanceada, con muy mal dibujo donde se notan los nodos del trazado.
También existe desproporción en la versión isologotipo, con un exagerado tamaño del símbolo con respecto al logotipo, ni hablar con el soporte imperativo de la marca: “Somos así , queremos más gente así”. En cualquier reducción: vajilla, bordado, serigrafia… algunos de los tres elementos de marca la va a pasar mal. En síntesis es lo que hay”.
Néstor “Chango” López de López Diseño tiene su mirada: “Todo cuesta en la vida, más aún cuando hay cambios tan fuertes. Convengamos que la marca necesitaba renovarse. Pero, ¿podrá esta ‘N’ bailarina, sonriente, colorida y mutante llevar adelante semejante tarea? Seguramente con la exposición, la repetición y el taladro visual que se está implementando lo logre. Pero mirando el manual de aplicación, me pregunto: ¿no podrían haber ajustado un poco más las proporciones en la aplicación isologo + tagline? Todo cuesta en la vida, pero lo pagamos en cuotas…”.
Maurelio Páez, director de Piña está a favor del cambio: “me gusta el nuevo lenguaje que propone, es pertinente con el nuevo rumbo que tiene la empresa, y en cuanto a la identidad, tiene pregnancia. Más allá de las correcciones ópticas (que faltan), no creo que el iso tenga problemas para moverse ni en lo digital ni en lo analógico.
Por su parte Favio Torre socio de la agencia TheFuzzyFish tampoco está muy conforme con el cambio, pero rescata puntos a favor: “es verdad que tiene algunos problemas de estructuras, hasta un tanto exagerado y forzado en su presentación. Es una grilla simple, pero con rara ejecución. Creo que la marca puede tomarse ciertas licencias a esta altura, no me molesta el tratamiento y tal vez hubo un intento de Material Design para el mostrar sombras y llevarlo al plano de lo digital. Más me preocupa su aplicación, por ejemplo, en la versión de su sitio web donde hay pobre integración y desarrollo de branding. Ni hablar de cuestiones de UX y UI”.
Cabe destacar este cambio de imagen de Naranja (ya no más Tarjeta Naranja) estuvo a cargo del reconocido estudio de diseño independiente The Rock Instrument Bureau, dirigida por Roy García y Gianluca Fallone. La agencia tiene clientes a lo largo de Latinoamérica, Estados Unidos, Reino Unido y Berlín, y cuenta con varios premios internacionales en su haber.
La nueva imagen de Naranja: ¿pulgares arriba o abajo?
(Laura Olivan) “Sobre gustos no hay nada escrito”... dice el dicho y es mentira (mucho de lo que se escribe es para justificar “gustos”). En diseño gráfico y construcción de imagen no todo es lo estético: la aplicabilidad de una identidad es un aspecto que no se puede soslayar. Una mirada a la nueva identidad de Naranja.