La Economía del Bien Común es un movimiento que se está desarrollando a nivel internacional, cuyo objetivo es plantear o proponer una nueva alternativa a los modelos económicos predominantes, y que básicamente está sustentado en valores universales, principalmente en buscar que la economía no tenga como fin último el de perseguir un beneficio económico, sino que sea incrementar y promover el bien común.
Como movimiento, se originó hace 10 años en Europa, y desde entonces viene creciendo de manera ininterrumpida, primero en este continente, y desde hace pocos años en otros. De la mano de esta expansión y este crecimiento, en Latinoamérica se encuentran trabajando colaborativamente, siendo ya 11 los países que integran el movimiento en la región, con 42 colaboradores activos. Estos colaboradores tienen como tarea impulsar todo lo que tiene que ver con las herramientas que ofrece la Economía del Bien Común (EBC), alentando a que tanto las empresas como los organismos públicos y la gestión educativa tengan esta mirada de triple impacto, y vuelvan a retomar la ética y los valores como parte de las decisiones económicas.
"La herramienta más importante es la matriz y el balance del bien común, que justamente funciona como un complemento del balance económico financiero de cualquier organización, y lo que se hace es medir de qué manera las empresas y organizaciones aplican estos valores que promueve la Economía del Bien Común en todas sus relaciones. Es una matriz de doble entrada, que a través de una serie de preguntas va evaluando cómo las organizaciones viven los valores de la dignidad humana, la solidaridad, el cuidado ambiental, la transparencia y la participación, con cada uno de los actores con los cuales se relaciona (proveedores, clientes, accionistas, colaboradores y la comunidad en general)", expresa Luciana Cornaglia, consultora certificada en EBC y presidente del movimiento en Argentina.
En base a la medición que se realiza en las empresas se genera un puntaje, como si fuera una certificación, y las empresas que hacen este proceso del balance del bien común pueden acceder a una etiqueta que avala que han hecho el proceso, y que su contribución al bien común es de tal valoración.
¿Quiénes pueden acceder a esta medición y certificación? Lo pueden hacer empresas y organizaciones de cualquier tipo, y también se puede aplicar en municipios, según cuenta Luciana.
Las herramientas para hacer la evaluación son de libre disponibilidad, por lo tanto la empresa que quiera puede realizar el proceso de manera autónoma, el cual si está acompañado por un consultor certificado por la EBC se torna más rico aún, ya que se accede a la certificación y a un puntaje avalado por el movimiento.
Los costos de la evaluación y certificación varían en función de la magnitud de la empresa, del equipo que se asigne, entre otras cosas. Se trata de un proceso que requiere mucha participación del equipo de cada empresa, que es el que deberá aportar la información para poder hacer toda la evaluación.
Por ahora en Argentina hay muy pocos consultores certificados en EBC, los cuales se encuentran en Buenos Aires y otros en Córdoba, como Luciana. Pero la idea es continuar expandiéndose como movimiento en el país, y según cuenta Cornaglia, ya hay gente que se está formando en España para esto, y desde América Latina están empezando a desarrollar el programa de formación para consultores, adaptado a lo que es la realidad regional y local.