La clave del éxito del pickleball es contundente: es fácil de jugar. A diferencia del tenis e incluso del pádel, los jugadores sienten que rápidamente “le agarran” la mano y los puntos largos le dan su “épica” adicional.
En lo básico, el pickleball se juega en una pista similar (pero mucho más chica) a la de pádel, con líneas de fondo, líneas laterales, líneas de no-volea, zona de no-volea, línea central con red y cuadro de servicio. La dimensión de la pista es de 6,10 m de ancho por 13,41 de largo.
A diferencia del pádel, las palas son duras y la pelota está perforada y es bastante lenta, lo que hace puntos largos y permite que sea más importante “trabajar” el punto, que pegar fuerte.
De explosivo crecimiento en Estados Unidos, el pickleball se extiende rápidamente por el mundo y en 45 días tendrá su primera pista oficial en Córdoba, más precisamente en el complejo de fútbol y pádel de Barranquitas, sobre Av. Roque Funes entre Menéndez Pidal y Lamarca, con ingreso por la calle Molina Navarrete.
La novedad llega de la mano del empresario Alberto Stekelberg (Mar Plast), dueño del predio donde hoy se practica fútbol y pádel y que ahora suma esta nueva alternativa.