Alexander está ligado al mundo de la masoterapia y la estética desde hace 20 años y ha sido fiel testigo de cómo ha ido cambiando la percepción de la depilación masculina con el correr de los años. Desde hace cuatro reside en Córdoba, luego haber hecho escala previa en Rosario, donde decidió tirarse a la pileta con la depilación masculina hecha por hombres, justo cuando el fenómeno comenzó a expandirse en la ciudad.
Un boom que viene a romper paradigmas y que es la metástasis de un cambio de época, donde el hombre ha encontrado una forma de sentirse menos inhibido a la hora de la depilación que con el público femenino, un fenómeno que ha imperado en la sociedad y que aún sigue vigente.
“Donde yo iba a depilarme, era divina la chica. Hablábamos todo. Pero yo sentía que había una diferencia. Ella era una mujer, yo era un varón. Había una tensión ahí. Ella no me ponía en las posiciones que me tenía que poner para depilarme bien. Porque me exponía a mí y ella se sentía más incómoda de ella que yo. Y yo lo notaba. Entonces, hay un montón de cosas que romper. El que logra eso, tiene un buen negocio”, cuenta Alexander.
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Fue así como, de la mano de Alexander y su amigo -y socio- Javier Rey (ambos operadores profesionales certificados en depilación definitiva) nace Depimen, cuya premisa no solo es ser un referente de la depilación masculina en Córdoba, sino brindar un servicio de calidad al depilar cada zona el tiempo realmente necesario, una práctica que muchas veces no se cumple a rajatabla en la industria de la depilación láser. Así, este dúo dinámico puede brindar los tiempos justos mientras a la par puede acaparar buena clientela mientras uno pasa el láser en una zona y el otro va poniendo el gel en la próxima a depilar.
“Acá, lo que consume mucho es la láser, la de cera, no tanto. En Rosario no pasaba eso. En Rosario la láser era muy cara, acá vale 3 veces menos, entonces la gente se tira la láser”, cuenta Alexander.
Actualmente, ofrecen turnos mensuales para depilación. Al principio, mermaba bastante la cantidad de clientes, hasta que gracias al boca en boca y su cartera de clientes para masajes, el negocio comenzó a repuntar, teniendo la agenda llena todos los meses.
“Hoy está casi toda la agenda ocupada, cada media hora que hay una persona. Y no tenemos tiempo para pasarnos la máquina a nosotros, tenemos que hacerlo rápido
En cuanto a zonas, Alex cuenta que el público masculino tiene pedidos muy parejos, no hay una zona que se destaque en depilación láser como si lo era con la cera tradicional, donde ponderaba la famosa tira de cola o brazos.
Al hablar de números, desde Depimen aseguran que los precios rondan los $ 10.000 por sesión, dependiendo la zona y el tiempo de aplicación. “Por ahí uno gastará $ 8.000, otro gastará $ 12.000, el rango de precio se mantiene en esa línea”.
Un espacio seguro y cómodo
Para buscar una forma más amena de que el hombre se sienta a gusto en un servicio que muchos les cuesta animarse por pudor o inseguridad, Alexander decidió convertir un espacio de su propia casa en la sala depilatoria, como un guiño a que no es solo el cliente que tiene que mostrar su intimidad, sino también el profesional, que abre las puertas de su casa como si fuera un amigo más.
Además, desde Depimen aseguran que la charla amena es una gran aliada para romper miedos e inhibiciones del cliente, buscando ser compinches y afables mientras realizan la depilación laser a sus clientes.
En cuanto a edad, el rango varía entre los 26 a 33 años, edades que explican el cambio de época y cómo los hombres más jóvenes se ven más al espejo y se preocupan más por mantener una imagen que les resulte atractiva.
Un futuro sin muchos pelos
Con una racha mensual de 15 clientes por día trabajando de 10 a 22 hs, desde Depimen ven con buenos ojos este negocio, un fenómeno que cada vez gana más adeptos en Córdoba, mostrando cómo las generaciones más jóvenes de los hombres se preocupan cada vez más por su cuerpo.