La técnica de fachada ventilada es originaria de Escandinavia y se utiliza para proteger, mediante paneles, a las estructuras de los rayos UV del sol, lluvia y demás contingencias del clima como extremo frío o calor.
Entre la pieza y la cavidad interna existe un espacio de ventilación para que el aire circule naturalmente de forma ascendente. Esto permite generar una buena ventilación además de protección al edificio como así lugar extra para instalar materiales de aislamiento termoacústico como instalaciones de servicio ya sea luz, gas o agua.
Asimismo, estas piezas lucen como las placas cementicias arquitectónicas empleadas por profesionales de la rama pero son menos pesadas y cuentan con el mínimo espesor.
¿Cómo se mantiene este tipo de placas? “El principio de construcción de la fachada ventilada evita puentes térmicos, elimina la condensación y la formación de hongos”, aseguran desde Eternit, empresa que fabrica estos productos en Argentina.
Las líneas y carta de colores van desde los tradicionales grises y negros, a tonos más vivos como azules y rojos profundos. Incluso, existe la posibilidad de combinarlos entre sí generando nuevos diseños en las fachadas.
Fachada con aire a…¡ventilada!
Lo que separa a la superficie de la estructura interna a los edificios es una fina capa de aire. Así se conforman las fachadas ventiladas: envuelven, protegen contra sol y lluvia, y permiten diseñar con infinitas posibilidades de colores y texturas.