“Las correcciones en las estimaciones presupuestarias significaron un empeoramiento del resultado de las cuentas públicas nacionales, producto de un crecimiento nominal estimado para el gasto mucho más bajo que el proyectado oficialmente en la actualidad (el Presupuesto 2016 elevó la velocidad de crecimiento del gasto total para 2015 en 10 puntos porcentuales y de este modo su evolución se acercaría a la de los ingresos)”, señala el informe.
Y agrega: “Puesto que en el periodo reseñado resultó clara la estrategia presupuestaria de subestimar el crecimiento del gasto, el desafío se renueva para 2016: si las autoridades se atienen al libreto reseñado en el presupuesto será un año con fuerte ajuste del gasto, o bien deberá volver a primar la discrecionalidad en la asignación de mayores recursos si se impone la realidad fiscal de la última década”.
Para el economista del massismo Marco Lavagna, “el Presupuesto sigue la misma lógica que ha seguido en los últimos años: no refleja la realidad y es fantasioso. El próximo Presidente deberá recuperar la herramienta porque es absolutamente central”, aseguró a InfoNegocios.
Dijo que del Presupuesto no mira los números –“están dibujados y no tienen sustentos”- y se preguntó: “Lo que me llama la atención de la presentación del ministro es saber cómo hace para después de haber reconocido 140 mil millones de pesos de déficit decir que el año que viene tendrá uno de 40 mil millones sin hacer un ajuste”.
¿Qué le hacés a un gerente que proyecta ganar $ 5M y termina perdiendo $ 4? (CFK lo felicita)
Hace un año, cuando presentaba el presupuesto para este aletargado 2015, el ministro de Economía Axel Kicillof estimaba que la economía tendría un superávit de $ 50.449 millones. El número contrasta con el déficit admitido durante la presentación del presupuesto para el 2016: donde se informó un rojo de $137.774 millones. El Iaraf realizó un informe sobre los números de “Kichi” y por qué subestimar el gasto será un nudo gordiano para el sucesor de Cristina.