El panorama puede ser similar al de muchos: 5 locales cerrados, una tienda online con envíos a todo el país, e ingresos en ventas que disminuyen abruptamente. Y es que si bien poseen una armadura online que venían reforzando desde antes de la pandemia, estos ingresos no pueden suplir el movimiento que generan las tiendas físicas.
Respecto al año anterior (y tomando en consideración el período de cuarentena) sus ventas se ven afectadas en un 90%.
Con gastos mensuales que siguen siendo los mismos, Pablo Schmidt explica que están apelando a la razonabilidad y a la buena voluntad de los propietarios de los locales y de proveedores, con el fin de encontrar la mejor solución para ambas partes.
No es de extrañar que todas sus acciones están hoy enfocadas en la tienda online: una de las líneas cruciales fue reforzar la inversión en publicidad. “Entendemos que es una buena oportunidad para que nos conozcan nuevas clientas desde diferentes lugares del país” afirma Pablo.
Con respecto al stock, desde el comienzo tuvieron uno exclusivo para la tienda online, que ahora completaron con el de las tiendas físicas: "Estamos en constante reposición de productos, incrementamos la variedad, cantidad, y también hacemos envíos gratis con descuentos”, explica.
En cuanto a los pedidos a través de la plataforma, afirman estar recibiendo compras con normalidad, gracias a la página que funciona las 24 horas y el personal que le da soporte -que se encuentran trabajando desde sus hogares-. En este sentido hacen hincapié en los canales de contacto, que hoy son fundamentales para atender a las consultas de los clientes: Redes sociales (Facebook e Instagram), e-mail o WhatsApp.
Actualmente trabajan con Andriani e incorporaron envíos por Glovo en zonas de Córdoba. Pero el dilema que vislumbran es de otra índole: cómo mantener las ventas online en un contexto en donde un buen porcentaje de clientes tienen menos ingresos.
Las secuelas que se van dibujando
El rubro de venta de indumentaria, como muchas otras actividades, ya viene de un periodo de recesión de dos años. Por lo que esta situación llega en un momento difícil para los comercios en general. Y uno de los principales problemas es la incertidumbre, que hace imposible la planificación.
Si consideramos que el fin del periodo de aislamiento está siendo progresivo, se pueden nombrar algunas razones que ya se deducen, y que podrían conspirar contra el futuro inmediato de las ventas en estos locales:
-La circulación en las calles no va a ser normal, por la que las primeras semanas se puede tener una merma significativa de ventas;
-Los ingresos de los consumidores también están siendo afectados, por lo que tienen menos recursos para la compra;
-Existen muchas trabas para acceder a créditos, lo que seguramente va a agravar el problema del corte en la cadena de pago.
“Un gran porcentaje de empresas somos pymes, y nos es muy difícil contar con respaldo económico para poder hacer frente a estos problemas” afirma Pablo.
¿Qué salvavidas se le puede “tirar” al sector?
“Líneas de financiación, disminución de algunos costos fijos, acciones relativas a alquileres e impulso del consumo, son cuestiones que el estado puede gestionar para ayudar a nuestro rubro en general”.
“En este momento es importante desarrollar estrategias que contribuyan a aliviar el impacto. Es necesario estar atento a las novedades diarias, a las disposiciones del gobierno y tratar de gestionar todas las relaciones comerciales que se tengan, para superar la situación en la que nos encontramos”, concluye.