El aislamiento social y obligatorio establecido el 20 de marzo obligó a muchas empresas a darle una vuelta de tuerca a sus emprendimientos y a su forma de trabajar. En el caso de Sushisoul las cosas no cambiaron tanto.
“Se sintieron las primeras semanas: los primeros 10 días hubo una bajada abrupta de las ventas” comenta Melisa Stap, de Sushisoul.
En cuanto a la modalidad de entrega de los pedidos, siguieron manejándose como siempre: con delivery y take away (cuando se permitió) y adoptando y enfocándose en medidas de seguridad e higiene, siguiendo los protocolos y las indicaciones.
“La pandemia es dura para todos, pero a algunos nos agarró parados de determinada manera” cuenta Melisa, y agrega: “En marzo armamos un plan de crisis que nos permitió poder sobrellevar la situación”.
Entre las acciones que llevaron adelante hubo promociones y descuentos al elegir la modalidad de take away; los precios de delivery también se pusieron al mismo valor que los de take away; y en las apps de cadetería, no tenía costo el envío.
“A partir de abril las cosas mejoraron un poco y la gente empezó a perder un poco el miedo”, comenta Melisa.
En cuanto al presente de la marca, cuenta que ninguno de los locales fue afectado y tuvo que cerrar: “Estamos trabajando casi igual que antes de la pandemia… a un 95% o 100%”, y afirma que “tuvimos la ventaja de trabajar desde siempre con delivery, contar con una estructura chica (30 personas) y pudimos trasladar las medidas a lo comercial”.