Por libre asociación, lo natural es pensar en ecología cuando se expone el color verde: “el tono va mucho con la onda naturista que acompaña una filosofía y hasta una forma de vida donde la asociación mental que se realiza con una idea y la exposición a determinado color es -en la mayor parte de las veces- inevitable”, nos explica Oscar Locicero, profesor de Diseño de Interior en Aguas de la Cañada.
Lo cierto es que la tendencia de ambientar las salas en color verde tenía el propósito de transmitir serenidad tal como ocurría con las “green rooms” en los teatros de EE.UU. que jugaban una suerte de sala de espera para los actores antes de subir al escenario.
“El verde connota pulcritud y tranquilidad por lo que es un color ideal no sólo para baños, sino también para cocinas”, cuenta el experto.
Sin embargo, debe cuidarse la exposición del tono a la luz natural y artificial: “no es un color puro por lo que puede transformarse cuando recibe el rebote de los rayos del sol o lámparas de interior”.
Hay que cuidar con qué otros tonos se lo combina pero siempre queda bien con el marrón: “cuando uno piensa en verde inmediatamente se imagina colores marrones o materiales como la madera para poder acompañarlo”.
No obstante, para salir del cliché “ecológico” se puede jugar con la combinación y corte del verde con tonos cálidos como rojos y amarillos que pueden aportar piezas de diseño o mobiliario.
Verde no (siempre) significa eco
Decidir ambientar los espacios con muebles, objetos de decoración o incluso pintura verde no siempre implica transmitir un mensaje ecológico explícito para indicar que el lugar es ecofriendly.
Por el contrario, se trata de un color frío que comunica –además de su acepción “naturalista”- una idea de pulcritud y serenidad.
Cómo, dónde y qué cuidados tener a la hora de decorar en este tono, en nota completa.