Desde la planta baja de la embajada argentina en Paris, en Boulevard Jourdan a metros del Arco del Triunfo, se escuchó el protocolar aplauso final: había terminado el desayuno de trabajo de Alberto Fernández con 39 empresarios franceses. Como ante sus pares europeos con los que se viene reuniendo, el Presidente prologó el encuentro con un sombrío panorama económico.
“En números objetivos, estamos peor que después de 2001”, sentenció el Presidente, según fuentes de la comitiva. Y explicó: “La salida de la convertibilidad aquella vez fue abrupta, ahora fue una devaluación por goteo en los últimos cuatro años”.
Lo escucharon, entre otros, Denis Simonneau, de Loreal; Jean Claude Mallet, de Total; y Erin Le Corre, de Michelin.
No sólo oyeron, también transmitieron “problemas particulares”, definieron las fuentes. La primera fue una que el Jefe de Estado viene recibiendo desde Roma: el giro de utilidades al exterior. La segunda fue la parálisis de las inversiones. “El 70% de la obra pública está parada”, les detalló Fernández, apuntando a su antecesor Mauricio Macri .
El mandatario compartió mesa con el embajador Mario Verón Guerra, el canciller Felipe Solá, el secretario de Comunicación, Juan Pablo Biondi, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el diputado Eduardo Valdés.
El desayuno duró casi una hora y comenzó a las 9.30, unos minutos más tarde de lo previsto para un día con una agenda cargada para la comitiva que, post-bilateral con Emmanuel Macron en el Palacio del Eliseo, culminará con una conferencia de Alberto Fernández en Sciences-Po.
Tras el encuentro con empresarios, el Presidente visitó al economista Thomas Piketty, co-director del World Inequality Lab, en sus oficinas en el Center for Economic Policy Research.