La industria biotecnológica trabaja para dar respuesta a problemáticas mundiales como la superpoblación, el agotamiento de los recursos naturales, cambio climático, inseguridad alimentaria y energética, prevenir futuras pandemias y enfermedades, entre otras, mediante la utilización de sistemas biológicos y de tecnología.
En la Argentina, este sector está en pleno auge y ya se posiciona como uno de los más importantes a escala global.
Según el Informe Sectorial Biotecnología del Ministerio de Desarrollo Productivo, que fue realizado en 2016, la Argentina tiene 201 empresas de biotecnología, lo cual lo ubica dentro de los 20 países con mayor cantidad de empresas en el mundo y en segundo lugar en América latina luego de Brasil.
Hoy, seis años después de la investigación, se calcula que hay 220 compañías argentinas dedicadas a la biotecnología, de las cuales la mayoría son empresas tecnológicas, mejor conocidas como "startups".
Dentro del gran paraguas biotech, el país se desarrolló en numerosas verticales. De esas más de 200 empresas que tiene la Argentina, salud humana (medicamentos y fertilización asistida) representan 32 por ciento del total.
De cerca le siguen las de agro (inoculantes, semillas genéticamente modificadas y micro propagación vegetal) con el 28 por ciento, y salud animal (medicamentos, vacunas y reproducción animal) con el 25.
El resto, se dedica a insumos industriales (enzimas, colorantes, coadyuvantes, biorremediación, desarrollo de materias primas y productos tecnológicos basados en la moderna biotecnología).
Según el informe del Ministerio de Desarrollo Productivo citado anteriormente, la inversión en actividades de I+D en el país llega a US$ 91 millones anuales y aunque ese gasto es reducido en relación a los países líderes como Estados Unidos, Francia y Suiza, se ubica por encima de otros países de América latina e incluso de otros europeos con mayor PBI per cápita como Finlandia, Eslovenia y Portugal.
En este contexto, los analistas hablan del "enorme potencial" que tiene la industria biotecnológica en la Argentina y se lo adjudican a una serie de factores: por un lado, la cantidad de empresas especializadas en el sector es alta; y por otro lado, el país cuenta con los recursos humanos necesarios y con personal altamente calificado.
"Nuestro país tiene industria (hay plantas que cumplen estándares de calidad internacional, con tecnología de primer nivel) y tiene los recursos humanos especializados, que es lo más difícil de conseguir", explicó Graciela Ciccia, cofundadora de la Cámara Argentina de Biotecnología y Directora de Innovación de Grupo Insud, oportunamente en diálogo con El Cronista.
"La generación de empresas intensivas en conocimiento contribuye al desarrollo económico, aportando compañías que desde el inicio se piensan globalmente, para un mundo donde la localización geográfica tiende a ser relativamente menos importante", señaló Ciccia.
Por su lado, Gabino Rebagliati, el jefe de comunicación de Grupo Bioceres, la empresa biotecnológica argentina que se dedica al desarrollo agropecuario, destacó "el talento" argentino y "el hecho que la economía argentina está muy volcada a los recursos naturales".
A través de Twitter, Rebagliati enumeró algunas empresas del sector de la biotecnología que triunfan en el exterior como Terragene, que tiene presencia en 70 países; Beeflow, una startup que "mejora la producción agrícola" mediante la optimización de las técnicas de polinización con insectos; la firma de nanotecnología Chemtest, que se dedica a "mejorar los diagnósticos de enfermedades y animales"; y Microgenesis, una empresa local que desarrolló "un kit autoadministrado" que sirve para "detectar problemas de fertilidad" en las mujeres.
"Cuando hacemos biotecnología, la ciencia sale del laboratorio y se convierte en ciencia aplicada que trae soluciones para la vida de las personas. Tenemos el talento, las instituciones, la historia, tenemos los recursos y tenemos la oportunidad", concluyó.
La biotecnología es una de las áreas en las que la articulación entre el sector público y el privado funciona mejor. Además del @CONICETDialoga y las universidades, tenemos las instituciones públicas de primer nivel. La semana pasada conté la historia de la CONABIA, por ejemplo.
— Gabino Rebagliati (@gaboreba86) January 29, 2022