La petrolera estatal brasileña Petrobras está buscando activos de shale gas en la Argentina como parte de un plan más amplio para aumentar los suministros de combustible para estimular el crecimiento industrial, según personas familiarizadas con esa estrategia citadas por la agencia Bloomberg.
Los activos en los que Petrobras busca adquirir una participación incluyen los de Tecpetrol, una unidad del Grupo Techint, del empresario Paolo Rocca, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas porque el asunto es confidencial.
En respuesta a la consulta de Bloomberg, Petrobras dijo que está buscando generar valor y restaurar las reservas de petróleo y gas natural a través de oportunidades en Brasil y en el extranjero, que describió en su plan estratégico de cinco años. Tecpetrol se negó a hacer comentarios.
Petrobras busca expandirse internacionalmente, con un enfoque particular en proyectos de petróleo y gas en América latina y frente a la costa atlántica de África, en lugar de limitarse a los campos de aguas profundas en Brasil. La estrategia es una fuente de controversia dentro de un gobierno que también promete priorizar su agenda ambiental, incluidos los intentos de fomentar una transición verde de la economía de Brasil.
Otros grandes productores de gas en el yacimiento no convencional de Vaca Muerta en la Argentina son la estatal YPF, TotalEnergies, Pampa Energía y Pan American Energy Group (PAE), cuya propiedad en 50-50 entre Bridas (familia Bulgheroni y la china Cnooc) y BP.
Petrobras se deshizo de sus activos en Argentina hace varios años, pero mantuvo una participación del 34% en el yacimiento de gas no convencional de Río Neuquén, una empresa conjunta con YPF y Pampa.
El nuevo impulso en Vaca Muerta significa que la Argentina podría exportar gas a Brasil tan pronto como el año próximo. Pero en lugar de simplemente importar el combustible, a Petrobras le gustaría participar en la producción, dijeron las personas.
Actualmente, los ingenieros argentinos están trabajando para revertir el flujo de un importante oleoducto, con la idea de que los perforadores de Vaca Muerta puedan usarlo para enviar el excedente de combustible a Sao Paulo a través de Bolivia. Bolivia tradicionalmente envía gas por tuberías a sus dos vecinos, pero su producción ahora está en grave declive.
En agosto, la Argentina autorizó previamente a Tecpetrol y TotalEnergies a exportar gas a Brasil, según la provincia de Neuquén, que posee la mayor parte de las reservas de shale gas de la Argentina.
Los funcionarios del Gobierno y los ejecutivos de la industria están jugando con la idea de extender también otra red de gasoductos para poder enviar gas directamente al sur de Brasil, evitando una ruta tortuosa a través de Bolivia.
Se prevé que la producción de Petrobras alcance su pico máximo alrededor de 2030, a menos que haga grandes descubrimientos o adquisiciones. Vaca Muerta, que a menudo se compara con la Cuenca del Permian en los Estados Unidos, podría ayudar.
La formación de shale gas ha visto una serie de falsos amaneceres durante la última década debido al difícil clima empresarial de Argentina. Pero la construcción de gasoductos y la desregulación bajo el presidente Javier Milei están impulsando las inversiones en perforación y los planes de exportación, con una producción en la Cuenca de Neuquén que alcanza máximos estacionales del equivalente a más de 1 millón de barriles por día.
Las ambiciones de gas de Brasil incluso superan la rivalidad política. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha intercambiado críticas con Milei durante todo el año, mientras las relaciones diplomáticas entre las dos economías más grandes de América del Sur se deterioran. Pero en junio, Lula se reunió con el gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, durante una conferencia de inversiones en Río de Janeiro. Lula también se reunió este mes con la directora ejecutiva de Petrobras, Magda Chambriard, para discutir cómo aumentar los suministros y reducir los precios, mientras que el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, propone firmemente el uso del gas para impulsar los sectores industrial y manufacturero de Brasil.
Pero la importación de gas argentino puede socavar las ambiciones de Brasil de convertirse en un líder mundial en la transición energética, ya que el combustible podría desplazar a las energías renovables.
Si la economía más grande de América del Sur recurre a sus plantas de gas para generar energía, podría ser un revés para una de las redes eléctricas más limpias del mundo: aproximadamente el 90% de la red de Brasil funciona actualmente con fuentes de energía renovable, incluidas la hidroeléctrica, la eólica y la solar. El gas también compite con el hidrógeno verde, donde Brasil busca ser un productor importante, como materia prima para fabricar fertilizantes.