InfoNegocios recorrió la fábrica Scolari Nant, que se puso en marcha en 1909 y hasta el día de hoy tuvo continuidad, lo que no es un detalle menor en este país. La empresa fue fundada por Rómulo Scolari, un inmigrante italiano que debido a la pobreza que tenían en su Lombardía natal, llegó a nuestra Argentina descalzo; en su juventud desarrolló esta empresa familiar junto a Pedro Nant, éste hijo de inmigrantes franceses y ahora la llevan adelante sus descendientes, fabricando productos para el sector agrícola ganadero como también los requeridos por las tendencias del momento.
Tal es el caso de la máquina tapadora de botellas, que se hace por completo en Camilo Aldao, donde está la fábrica, en el sudeste cordobés. Hicieron una matriz en el pueblo, se diseñó y la fabrican en chapa, con mano de obra local, que maneja el torno y herramientas de la metalúrgica. La máquina posee posa botella y accesorios en plástico que también se elabora allí con inyectoras.
Mensualmente están fabricando más de cien máquinas, que tiene como destino diferentes puntos del país, desde el norte hasta la Patagonia, ya que tienen clientes que los mantienen desde hace más de 40 años, pero también se agiornan a la nueva forma de comercializar y siempre aparecen nuevos clientes, porque tienen versatilidad de productos y mucho tiempo en el mercado, lo que hace que su nombre sea reconocido.
Les preguntamos a Beatriz, Gabriela y Daniel Nant, la cuarta generación en Scolari Nant, cómo había surgido la idea de fabricar esta máquina que es muy requerida por la industria cervecera artesanal y nos cuentan: “Nosotros siempre estuvimos ligados a la fabricación de productos para la producción agrícola ganadera de la región y hace 40 años hicimos una máquina tapafrascos que se fue modernizando en cuanto a materiales y esta máquina tapabotellas es una derivación de ella. Ahora con el auge de la cerveza modificamos la matriz y la vendemos para eso. En su tiempo la máquina tapafrascos la vendíamos con un libro de recetas y competíamos con la Tapaco” recuerdan.
La máquina tiene un costo de $ 4.600 y venden solo la máquina, no las tapas de hojalata. Tan cambiante es la economía nacional, que le consultamos a los directivos de Scolari Nant si hoy están importando productos para el sector ferretería y afines que además cuentan en el local y nos afirman: “Estamos importando en grupo alrededor de unas 4 veces al año, ya no lo hacemos solos, ahora está esa posibilidad y las empresas nos amoldamos por la realidad de nuestro país.”
La pasión por este negocio familiar, hizo que cada uno de quienes pasaban por la empresa aportaran lo mejor de sí, para administrar, atender al público, a los proveedores, pero también para crear, al punto de obtener una patente de invención en el registro de marcas, modelos y diseños industriales de la república argentina, de un cabezal pulverizador en el año 1969 registrada por Eddie Nant y Norbel Nant.
Caminando un poco por ese edificio lleno de historia enclavado en el centro y sobre la ruta principal que atraviesa esa localidad cordobesa, conversábamos acerca de qué significa ser la cuarta generación en la empresa y ellos afirman: “Es un orgullo personal, llevarla adelante es un reconocimiento al trabajo de los padres que se han sacrificado para dejarle algo a sus hijos.”
“Cuando hablas con alguien que no te conoce y decís que es una empresa de 110 años, no lo pueden creer, con todo lo que pasa económicamente hablando en Argentina, pero acá estamos sosteniéndola con cosas nuevas y generando manos de obra local” expresan los Nant. En la actualidad trabaja incluso la quinta generación y producen chupetes para bebederos de cerdo, mezcladoras de cemento, clavos para albañil, grampas para cerdo, filtros de línea, todos productos que tienen en venta hace mucho tiempo.
La trayectoria les permitió atravesar las crisis económicas, incluso una guerra, un incendio que consumió el 80% de las instalaciones, pero nunca pensaron atravesar una pandemia: “Nunca nos imaginamos pasar esto, frenamos como todo el mundo pero luego cuando pudimos abrir nos sorprendió para bien, ya que somos reconocidos en el mercado por nuestros pulverizadores, y en todos los hogares la gente necesitaba uno, se vendió mucho, y también se dio en el 2020 la venta más que buena de la máquina tapabotellas, la pandemia no nos afectó negativamente como empresa”.
Las mujeres de la familia tuvieron un peso fuerte en la empresa y siguiendo ese ejemplo, Beatriz y Gabriela están dedicadas a la empresa desde su adolescencia, tienen una visión más general de la empresa, sostienen las relaciones comerciales, el trato con clientes y viajantes, Daniel Nant, se dedica a las cuestiones técnicas y el trato con proveedores, es una sociedad en la que están los tres al frente. Para cerrar nuestra nota, le consultamos sobre el momento tan particular que estamos transitando y que esperan en adelante y ellos nos afirman: “Esperamos que pronto se frene este desbarajuste de precios que nos preocupa mucho, para que a todos nos vaya mejor”.