Tres datos del informe:
- Entre 1961 y el 2002 pasaron 42 años de los cuales todos fueron deficitarios y los ingresos genuinos del Estado nacional solo alcanzaron a financiar el 80% del gasto.
- Entre el 2003 y el 2008 fueron los únicos años superavitarios donde los ingresos del Estado superaron en promedio un 5% el gasto público (*)
- Entre 2009 y el 2018 pasaron otros 10 años los cuales todos volvieron a ser deficitarios y los ingresos del Estado apenas financiaron el 90% del gasto público.
(*) Si se hubiese registrado en la contabilidad pública los juicios de los acreedores internacionales y de los jubilados, esos años también hubiesen sido deficitarios. Esto permite afirmar que se acumula más de medio siglo de déficits sistemáticos durante los cuales solo se alcanzó a financiar con recursos genuinos, en promedio, el 85% del gasto público.
¿De qué otra manera puede financiarse un déficit fiscal estructural y permanente del orden del 15% del total de los gastos si no es con emisión monetaria y/o endeudamiento público? Dado que no hay vías alternativas, las consecuencias previsibles son la alta inflación y el exceso de endeudamiento que lleva al default. La actual crisis encuadra dentro de esta misma lógica.
Y finaliza Idesa: con equilibrio fiscal se puede evitar la emisión inflacionaria y el endeudamiento insostenible. Así, crear las condiciones para desmantelar las políticas anti-exportadoras que quitan competitividad a los sectores productivos. Para ello, el debate político debería estar menos centrado en hechos circunstanciales y más en el abordaje con seriedad y profesionalismo de las estrategias para equilibrar estructuralmente al Estado.
Informe completo aquí.