El Lago Los Molinos es el paraíso del kitesurf en Argentina (y tiene una escuela que atrae a aficionados y aprendices de todos lados)

(Por Juliana Pino) Con más de una década en el mundo del kitesurf, Leonardo Guillén hizo del viento su aliado y de la Escuela de Kiteboarding un referente para los amantes de este deporte en Argentina. “No solo se trata de enseñar una técnica”, comenta Guillén, “sino de ofrecer una experiencia completa que transforme a las personas y los conecte con la naturaleza”.

Desde el año 2000, cuando apenas tenía 18 años, Leonardo se lanzó a la aventura de los cielos, iniciándose como piloto de parapente. Lo que comenzó con un anhelo de volar se convirtió en una trayectoria profesional en el mundo de los deportes aéreos y acuáticos, especialmente en el paramotor y el kitesurf que ya lleva más de una década perfeccionando. “Empecé fabricando mis propios motores y paramotores para poder volar más tiempo. Luego, me dediqué a enseñar”, explica Leo.

La Escuela de Kitesurf, Hydrofoil y Wing Foil se encuentra en la localidad de Los Espinillos sobre la costa oeste del lago Los Molinos, a unos 80 km de la ciudad de Córdoba. El viento -que en un principio parecía un obstáculo- se transformó en una nueva oportunidad: el kitesurf, un deporte acuático que encajaba perfectamente para los días de viento. “Al estar al lado del lago, comencé a practicar kitesurf. Hoy, la escuela ofrece las tres actividades, aunque la demanda de kitesurf ha crecido significativamente”, relata Leo.

Clases y equipo: Una escuela que se adapta al clima y a sus estudiantes

La escuela de Guillén cuenta con un equipo de cuatro instructores, quienes, al igual que él, deben adaptarse a la imprevisibilidad del clima. Dado que los días de actividad dependen del viento, los instructores trabajan en un esquema flexible, garantizando que siempre haya personal disponible para las clases.

El curso de kitesurf incluye 10 clases de 80 minutos cada una, pensadas para que los estudiantes logren autonomía en el agua. Leo destaca que la mejor época para practicar es de agosto a diciembre, cuando la frecuencia de días ventosos es mayor. Además, aclara que esta disciplina es inclusiva y no exige gran fuerza física, ya que el arnés distribuye el peso, permitiendo que tanto niños como personas mayores puedan participar. “Es como aprender a andar en bicicleta. Lleva un proceso de equilibrio, pero cualquiera puede lograrlo”, comenta Leo.

 

Las clases tienen un costo de 400 dólares (por el curso completo) o 40 dólares por clase, dado que los costos de equipamiento y mantenimiento dependen del valor del dólar. La escuela proporciona todo el material necesario, con equipamiento de última generación (arnés, tabla, chaleco, casco y kite). Aunque el equipo de práctica es proporcionado por la escuela en las primeras siete clases, se recomienda a los estudiantes invertir en sus propios equipos a partir de ese punto.

Información y requisitos de inscripción

Los interesados en sumarse a esta aventura pueden contactar a través de la cuenta de Instagram de la escuela, donde Leo comparte información detallada con requisitos, costos y condiciones. Para comenzar, es necesario tener al menos 13 años y, en el caso de menores, contar con la experiencia de los padres en kitesurf. La idea es que los estudiantes puedan disfrutar y progresar de forma segura, adaptándose a las condiciones cambiantes del viento y las particularidades de cada deporte.

Leo finaliza con una reflexión que lo define: “Para mí, cada estudiante es una oportunidad de compartir mi pasión y de verlos volar, ya sea en el aire o en el agua. Es un aprendizaje constante, tanto para ellos como para mí”.