Porota es mamá de 5 hijos (tres mujeres y dos varones), abuela de 12 nietos y bisabuela de 11 bisnietos. Durante la cuarentena estrenó un nuevo título, el de tatarabuela (el 9 de abril nació Justina, su tataranieta).
Su nombre es Maria Adela, pero ella solo responde a Porota o Nona. “Fue un plato porque al médico de la terapia no le respondía ni a María, ni Adela. Un día abrió un ojito y le dijo al médico: ‘Me llamo Porota”, comentó a InfoNegocios Violeta Cornaglia, su hija menor y quien recibe los partes desde que permanece internada.
Pícara, alegre y activa son las palabras que usaron su hija y una de sus nietas para describirla. Pero hay que agregar una más: luchadora. Porota es una de las ancianas que residía en el geriátrico Santa Lucía de Saldán, un foco de contagio que se descubrió en Semana Santa.
El 14 de abril, luego del primer hisopado positivo fue internada, sin síntomas, en el Hospital Italiano. Jaime Gómez fue el médico que siguió su caso allí. “La parte humana de ese médico es para sacarse el sombrero. Fue increíble como nos atendía y nos explicada la evolución de mi mamá”, destacó Violeta.
A principio de mayo en el Italiano se desató un brote de coronavirus que terminó con la evacuación del centro de salud. “Cuando el doctor Jaime le avisa que la iban a trasladar, ahí ella decae totalmente, se enoja, deja de comer y de tomar agua, por eso pasa al Rawson con desnutrición y una infección urinaria importante”, explicó su hija.
Pese a las complicaciones en su salud, Porota seguía sin presentar síntomas de COVID-19. En el Hospital Rawson, pasó unos días en terapia, le administraron antibióticos y empezó a reaccionar y dejar la asistencia para orinar y el oxígeno.
Porota lleva 48 días internada, tuvo 4 hisopados positivos y nunca experimentó síntomas. Un dato no menor es que tiene EPOC y uno de sus pulmones casi no funciona.
Ayer, su familia recibió los resultados del quinto hisopado, fue negativo. Era la palabra que ansiaban escuchar desde hace semanas.
Sobre lo que pasó en Santa Lucía
Violeta resaltó también la atención que recibieron en el Rawson: “Increíbles todos los médicos que nos han ido tocando, una parte humana excelente con sus tiempos para explicarnos y sacarnos las dudas”.
Sin embargo, quiso compartir un mensaje con este medio sobre lo que sucedió en el asilo. “La gente no sabe lo que pasó. A Lucas (NdelR: Figueroa, el médico del geriátrico) lo conocemos de hace años acá en la Villa. Pero que hubo grado de irresponsabilidad de él y el director médico evidentemente que sí”, señaló la hija de Porota.
Violeta aclara que su familia no va iniciar acciones legales pero que sí le gustaría conocer la verdad. “Para mi los médicos toda la vida fueron respetables y admirados por su vocación pero cuando se imputa a un médico o a cualquier profesional se lo imputa porque se hicieron las cosas mal o hubo un grado de irresponsabilidad; en este caso, si la hubo, será tarea de la justicia sacar a la luz qué fue lo que pasó”, concluyó.