A partir de la implementación de la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos en Argentina, que establece la colocación de una serie de sellos en la parte delantera de los envases de productos que indiquen que contienen altos contenidos de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y calorías, hubo muchos mitos y críticas en la industria dando vuelas. ¿Esto viene funcionando como se esperaba? ¿Las empresas, al tener octógonos, deciden agregar más ingredientes (dañinos) a su producto para volverlo más adictivo? ¿Es preferible implementar el etiquetado que algunos países de Europa tienen por colores (de verde a rojo)? Para entender mejor todo esto, hablamos con el Dr. Sabagh.
“El sistema score (europeo) es confuso y complicado porque te deja cinco opciones. En Chile cuentan con el mismo sistema de octógonos que acá y los resultados son espectaculares, quedó demostrado. Me parece que el golpe de efecto que tiene el octógono es muy bueno, si bien tengo mis críticas, creo que ha generado un cambio muy importante en cómo la gente aprecia el alimento”, explica el Dr. Sabagh.
Es el marketing
Un actor clave en la industria es el marketing. Las empresas lo utilizan a su favor para “seducir” lo mayor posible al consumidor. “Hay un componente que nosotros no hemos valorado en la ley, que es la del marketing y hay que darle importancia. Cuando nosotros aprobamos en Córdoba no poner las cosas con azúcar en la línea de caja, para mí tuvo un impacto positivo. También hay que tener en cuenta la influencia de la publicidad en televisión en determinados horarios, quién recibe todo eso”, agrega Sabagh.
La realidad es que si hay un producto que tiene un octógono “alto en azúcar”, hay personas que lo van a comprar igual, independientemente de cuánta cantidad tenga de ese ingrediente. Al contrario de otras que están realmente comprometidas con esto, según explica el Dr., que no quieren nada con azúcar o porque tienen diabetes, o porque se están cuidando para bajar de peso, entre otras: “Eso de poner letras en casilleros es muy confuso, el octógono es más simple y gráfico”.
Las críticas del especialista hacia los octógonos se fundamentan en que falta más educación para diferenciar los tipos de grasas (saturadas, trans) y que faltan los que indican alto en hidratos.
Según explica el Dr., la teoría de comer un poco todos los días (como la porción justa) no hace bien y es algo que mutó a través de los años: “Es una mentira, esos alimentos son adictivos. Está demostrado en el mundo que nadie es adicto al tomate, pero sí al chocolate, va directo al cerebro y genera dopamina, lo que te levanta, entonces siempre vas a querer volver. Las empresas quieren vender, pero si tengo la posibilidad de decirles que no lo compren porque hace mal, lo hago”.