En Argentina, el sistema de salud gasta mucho y gasta mal. En 50 años pasamos del segundo lugar en expectativa de vida en la región al sexto puesto, pero nuestro gasto en salud (como porcentaje del PBI) es de los más altos. Más no significa mejor, explica Esteban Lifschitz (foto), médico y magister en Gerencia y Administración de Sistemas de Salud.
La creación de una Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud (Agnet) debería ser el camino que contenga la creciente judicialización de casos ante negativa (o demora) de cobertura por parte de obras sociales, prepagas y hasta el sistema público de salud.
Con estado parlamentario, el proyecto impulsa que las decisiones de la Agnet sean vinculantes y obligatorias en una primera instancia judicial.
La Federación Argentina de Enfermedades Poco Frecuentes (Fadepof) tiene una posición activa en favor de una Agnet, el organismo que se encargaría de evaluar los medicamentos, productos médicos e instrumentos, técnicas y procedimientos clínicos y quirúrgicos que cubriría el sector público y el Programa Médico Obligatorio (PMO). El proyecto tiene más de un año en la Comisión de Salud del Senado.
“Nuestra salud no puede esperar -enfatiza Inés Castellano, presidente de Fadepof- ; hoy en día la decisión de si una persona recibe la cobertura de un tratamiento innovador está en manos de cada uno de los financiadores, lo que contribuye a intensificar la inequidad en el acceso, y limita la toma de decisiones basadas en evidencia científica y favorables para la sustentabilidad del sistema”.
Claro que un nuevo tratamiento no siempre (es más, pocas veces) es garantía de mejor resultado y casi siempre (o siempre) es sinónimo de mayores gastos.
Una nueva terapia oncológica que añade un año de vida adicional al paciente, en 1996 costaba US$ 50.000 y hoy supera los US$ 200.000. Se paga hoy mucho más por el mismo resultado, explica el especialista Esteban Lifschitz que -en el desorden del sistema actual- afirma que hay pedidos de medicamentos oncológicos para pacientes sin diagnóstico de cáncer. Entre la corrupción, intereses particulares y la desidia, se van millones de pesos innecesarios. Y al mismo tiempo, hay personas que no acceden a los tratamientos mínimos y probados ante determinadas enfermedades poco frecuentes.
Es que una de las características del sistema de salud argentino es su nivel de fragmentación y segmentación; coexisten en él cientos de sistemas (nacionales, provinciales, municipales, públicos y privados) dentro de un mismo territorio y con diferentes capacidades de acceso y cobertura. La evaluación multidisciplinaria, sistematizada, con base científica y priorizando la necesidad de los pacientes es un componente clave para homogeneizar el acceso a la salud, explican. “La ciudadanía necesita una Agnet objetiva, técnica, transparente y con la participación de todos los actores”, resume Castellano.