Conversamos con Vanina Salinas, cordobesa, arquitecta y urbanista egresada de la Universidad Nacional de Córdoba, con un posgrado en Arquitectura Interior Corporativa (Facility Manager) en la UBA y especializada en Evaluación de Proyectos de Inversión en la Universidad de Palermo. A pesar de su completa formación, Vanina sentía que le faltaba algo, por lo que decidió incursionar como autodidacta en neurociencias para lograr entender aún más el comportamiento humano. En el año 2019 descubrió estudios sobre neurociencias aplicadas a arquitectura y, según cuenta, gracias a la pandemia pudo tener acceso virtual a la formación en otros países; antes de eso se capacitó de forma presencial en Brasil y en Estados Unidos. Desde el 2020 a la fecha Vanina es parte de un grupo de estudios de neuroarquitectura de Curitiba y San Pablo, Brasil.
¿Qué es la neuroarquitectura? La neurociencia aplicada a la arquitectura se conoce como "neuroarquitectura". Esta disciplina analiza cómo el espacio arquitectónico afecta el estado de ánimo de las personas, y tiene como función principal crear espacios para la felicidad, el bienestar, la productividad y la calidad de vida.
El propósito de la neuroarquitectura es dar respuesta con evidencia científica a través del diseño de edificios para reducir el estrés y la ansiedad de las personas que los frecuentan.
Esta disciplina no es nueva, sino que nace hace casi 70 años. "Desde la antigüedad, los seres humanos se valieron de los edificios para expresar y provocar determinadas emociones en la gente. Así, a través de un uso adecuado de la composición y el diseño de los edificios, los arquitectos de todas las épocas han sabido intuitivamente cómo movilizar las emociones de la gente, modelando sus percepciones y su pensamiento. Lo que difiere ahora es que se trabaja sobre evidencias científicas para lograr esos resultados", cuenta Vanina Salinas.
¿Quiénes la aplican? Según nos cuenta Vanina, la neuroarquitectura es aplicada por arquitectos, diseñadores y neurocientíficos donde se trabaja en base a investigaciones realizadas por equipos multidisciplinares (arquitectos, ingenieros, psicólogos, médicos) para hallar evidencia científica que vincule parámetros de diseño arquitectónico (configuración de los espacios, materiales, iluminación, acústica, entre otros) con respuestas en el usuario.
¿Dónde se aplica? "Cada vez más rubros convocan a esta especialidad para mejorar sus resultados. El furor en otros países llegó de la mano de la implementación de los espacios de trabajo para reducir el estrés y la ansiedad, así provocando bienestar en el espacio laboral contribuía a lograr mayor productividad y disminuir las ausencias y enfermedades. Con el tiempo se comenzó a implementar en espacios de salud (clínicas, hospitales, centros de salud de enfermedades específicas, hogares para adultos mayores, etc) porque al aplicarla se demostró que los enfermos podían lograr una mejor recuperación y en menor tiempo del esperado", comenta Salinas.
Con respecto a la incorporación de la neuroarquitectura en los edificios educativos, tiene que ver también con un cambio en el paradigma de la educación, según comenta Vanina. "El espacio debe acompañar la metodología de enseñanza, pero en los espacios donde se ha implementado se ha comprobado mayor nivel atencional, mayor desarrollo de la creatividad y de las funciones ejecutivas", agrega.
En las ciudades, la neuroarquitectura busca demostrar que la disposición de los espacios urbanos determina el comportamiento humano. No es lo mismo para la plasticidad del cerebro vivir en espacio luminoso frente a un parque que en un conglomerado lleno de edificaciones.
La pandemia también hizo necesaria la implementación de la disciplina dentro de los hogares, en la búsqueda constante de lograr mayor bienestar y productividad en home office.
¿Cualquier institución puede aplicarla? Sí, nos responde Vanina. "Solo se basa en realizar un estudio exhaustivo del comportamiento humano dentro de la misma mediante entrevistas, encuestas, talleres, y acciones que ayuden a determinar valiosa información que luego puede ser utilizada para la proyección de los diseños", expresa. Además agrega que es fundamental llevar estas respuestas a un análisis que tenga en cuenta la iluminación natural, la relación con los espacios verdes, el color, nivel sonoro, aromas, formas, alturas de techos, etc.
¿Cuánto cuesta incorporar la neuroarquitectura? Diseñar espacios que tengan en cuenta los beneficios de la neuroarquitectura no genera costos adicionales, ya que no se encarece una obra a realizar con su aplicación. "La inversión básicamente es la misma, lo que varía es la utilización y la funcionalidad de los espacios", explica Vanina.
La neuroarquitectura en Argentina
La disciplina en nuestro país aún no tiene el desarrollo que tienen otros países, pero algunas empresas ya la aplican a sus espacios, aunque son muy pocas. Por ejemplo en Córdoba un centro de idiomas de metodología de enseñanza propia, denominado Cil, ha sido seleccionado por un grupo de Brasil para un artículo científico para ANFA (Academy of Neuroscience of Architecture, San Diego, Estados Unidos) por su metodología y uso de sus espacios en pos de la optimización del aprendizaje de una segunda lengua. En este centro de aprendizaje cuentan con una metodología basada en neuroeducación, y el diseño de sus espacios debió responder a la misma para lograr en sus alumnos los efectos de aprendizaje esperados.