El rápido avance de la tecnología y el gran capital humano de Argentina son dos factores claves que Aden Díaz Nocera supo aprovechar al momento de fundar Life SI, la cordobesa pionera en bioimpresoras 3D desde 2014.
La empresa está dedicada al desarrollo de sistemas de bioimpresión 3D y tecnología avanzada para centros de investigación e instituciones educativas. Estos artefactos funcionan parecido a las impresoras 3D convencionales, con el diferencial de que en vez de imprimir filamentos plásticos, imprimen colágeno con células vivas.
“En lugar de tener un cabezal que funde plástico, se coloca una jeringa estéril que contiene algún material que le de soporte a la geometría, por lo general colágeno, que naturalmente en el cuerpo cumple la misma función ya que nuestros cuerpos son una matriz del colágeno. Dentro de esa jeringa también se colocan células, que corresponden al tejido que queremos construir. Entonces, el émbolo va empujando lo que contiene la jeringa”, explica Nocera, fundador y CEO de Life SI.
El circuito completo para imprimir un tejido comienza en la resonancia magnética de un paciente, a partir de la cual se toma la geometría del órgano o tejido de interés. “Armamos en la computadora la geometría tridimensional de lo que queremos imprimir y eso es lo que mandamos a la máquina. Cargamos las mismas células del paciente para generar la pieza en 3D”, continúa Nocera.
Life SI desarrolla desde el software, la interfaz y el diseño mecánico y estético de la impresora, la cual cada año tiene un modelo nuevo. Su nicho se encuentra en instituciones educativas y centros de investigación, en su mayoría del Conicet.
Su expansión en Latinoamérica es un hecho, ya que están realizando su primera exportación de bioimpresoras 3D a Chile. Además, están buscando nuevos clientes en Estados Unidos y Europa.
Proyectos en marcha
A partir de la tecnología de impresión en 3D, Life SI cuenta con varios proyectos en desarrollo para nuevos usos de sus máquinas. Uno de ellos está vinculado con el área farmacéutica mediante la fabricación de tejidos biológicos para testeos de medicamentos.
“Para lanzar un medicamento, una farmacéutica tiene que hacer un proceso que dura alrededor de 15 años desde su formulación en laboratorio hasta que llega a la farmacia”, dice Nocera. “Hay una etapa de evaluación en animales, que si da buenos resultados, recién ahí se pasa a la prueba en humanos. Pero el 89% de las veces se testea en animales y funciona, pero al momento de hacerlo en personas falla”, sigue.
Para evitar el testeo en animales la empresa busca desarrollar tejidos que sean más representativos para utilizar en las pruebas. “Eso generaría un ahorro enorme a la farma, porque si pueden anticipar que ese medicamento no va a funcionar en humanos se ahorran todo el ensayo clínico, que cuesta alrededor de US$ 1.460 millones. Además, también se ahorra mucho tiempo, porque 6 años son los que se dedican al ensayo”, aclara.
Por otra parte, Life SI está desarrollando tejidos patológicos para probar tratamientos. “Por ejemplo, se le realiza una biopsia a un paciente, se bioimprime el tumor varias veces en laboratorio y se testean todas las quimioterapias disponibles para ese paciente. Una vez que se identifica cuál es el abordaje óptimo se lo aplica al paciente. Esto se conoce como medicina personalizada, que está siendo tendencia en salud a nivel mundial”, explica Nocera.
Otra utilidad de sus bioimpresoras es para el testeo de cosméticos, un proyecto aún en estadío temprano ya que los insumos que requieren son importados. “La importación de insumos es una odisea, tanto tecnológicos como biológicos. Nos ha pasado de importar biológicos y que se mueran en la aduana por toda la burocracia de importación”, cuenta.
La idea de Life SI es la impresión de epidermis, la parte más externa de la piel, para realizar la pruebas sobre ella, lo cual evitaría la evaluación en animales. “Ahora esto está frenado y me encuentro en Boston buscando la posibilidad de realizar ese proceso acá”, adelanta Nocera.
“La expansión la vemos como un desafío atractivo. Estamos buscando levantar capital para fondear las áreas de investigación y desarrollo, que hoy son 100% inversión”, sentencia.