En dos semanas el BCRA perdió US$ 624 millones en medio de la temporada alta de -supuestamente- acumulación de reservas.
Por eso -explicó Guido Sandleris ayer en el almuerzo de la Bolsa de Comercio-, las medidas que se tomaron para ajustar el cepo al dólar de importadores que para la UIA, por ejemplo, significarán “parar la producción”.
Los números que mostró Sandleris alarman: pese a que Argentina exportará este año por US$ 90.000 millones, el ritmo de importaciones le va casi a la par y camina a los US$ 84.000 millones.
Están apostando a la resurrección, explicó el ex titular del BCRA durante el gobierno de Macri usando el “Gambling for resurrection” que se usa en inglés cuando un líder político se inmola en un camino con pocas probabilidades de éxito.
La decisión del gobierno de no devaluar (lo que implicaría un salto inflacionario) lo llevaría precisamente al sendero que quiere evitar, pero de manera más brusca. Queda esperar más torniquetes al dólar mientras al gobierno “le sobran” demasiados meses hasta terminar su gobierno en esta carrera por resistir.
Para Manuel Tagle, presidente de la Bolsa de Comercio, este escenario de restricción de divisas va a llevar a mayores restricciones que -incluso, vaticinó- afectarán las libertades de viajar o acceder a cualquier tipo de bienes importados. “El totalitarismo está a la vuelta de la esquina”, dijo textualmente.
A su turno y como plato principal del encuentro (salón colmado y algunos desajustes en la organización gastronómica), Patricia Bullrich empezó hablando “en cordobés”: queremos que se termine el ciclo político de Unión por Córdoba después de 24 años, dijo en otras palabras para regocijo de Luis Juez, presente en la sala.
Con tono firme y convicción, la ex ministra de seguridad dijo que tiene claro cuál es el norte de un eventual gobierno que encabece o integre: un capitalismo competitivo basado en el sector privado y no un “capitalismo de estado mafioso”, como definió al actual régimen.
Conciente de que los cambios que hay que hacer deben ser duros y rápidos, Bullrich dejó claro que un nuevo gobierno de la actual oposición deberá recurrir a generar capital político por medio de acciones como un plebiscito que revalide determinadas medidas.
Acompañada en el auditorio por el tributarista porteño César Litvin, Bullrich dijo que trabaja en una profunda reforma impositiva que reduzca o elimine rápidamente gravámenes distorsivos como Ingresos Brutos, Derechos de Exportación (retenciones) y Impuesto a los Créditos y Débitos (cheque).
Para Bullrich (66 años), hoy “el sistema bancario está preso: los bancos están llenos de papeles (títulos públicos) que no valen nada”, y dejó flotando una idea que no explayó: en un futuro gobierno de Juntos por el Cambio se debería “anclar las reservas fuera del país”, a la par que abogó por una reforma de la Carta Orgánica del BCRA que directamente le impida emitir moneda para asistir al Tesoro.
En otro tramo, la precandidata a presidente dijo que no comulga con una dolarización de la economía, pero sí por ampliar la legalidad de los contratos en dólares como forma de ingresar al mercado los casi US$ 200.000 millones que -se estima- tienen los argentinos “bajo el colchón” o en activos externos.