Aunque le quedan (¿alguien dijo “quedarían”?) casi dos años más a Alberto Fernández en el gobierno, desde la Bolsa de Comercio de Córdoba y su Instituto de Investigaciones Económicas fogonean los lineamientos de lo que debería ser un plan económico a partir de 2023.
En ese camino, el IIE de la Bolsa sumó a Guido Sandleris (ex titular del BCRA durante el gobierno de Cambiemos) como coordinador y nexo con los trabajos que Hernán Lacunza prepara en el Pro. Incluso, podría ser el articulador entre el IIE y el IERAL de la Fundación Mediterránea (donde hoy martes asumirá formalmente Carlos Melconián).
En síntesis, dos economistas “porteños” (uno hincha de Racing de Avellaneda y el otro de Boca Juniors) serán claves en la estructuración de ideas para cambiar la página de la economía argentina, si así lo decidieran los votantes en 2023.
Para Sandleris, es clave entender que este acuerdo con el FMI nos alejó del default pero no aborda los problemas centrales de la economía. Con una mirada técnica pero también política, el ex titular del Banco Central entiende que la actual situación argentina es producto del acuerdo social tácito que asumen los argentinos y que nos ha llevado a multiplicar casi por dos el peso del Estado sobre en relación al PBI.
En 2003, Néstor Kirchner tomó una país donde el gasto agregado de Nación y Provincias equivalía al 20,3% del Producto Interno Bruto. Hoy ese gasto sumado (que no incluye municipios) está en el 38% y se convirtió -según Sandleris- en una mochila que “entrampó” la economía argentina y le impide crecer.
Para este economista, la solución no pasa por “dinamitar el Banco Central” (como proponen los libertarios que orienta Milei), sino en articular políticas que reduzcan el peso del Estado sobre el sector privado, devolviendo -en paralelo- previsibilidad a las políticas económicas y monetarias.
Su mirada reivindica el tramo final de las políticas de Macri que si bien llevaron el déficit fiscal a “casi cero”, no pudieron resolver la inflación ni los saltos del tipo de cambio tras los recurrentes shocks externos que atraviesa el país.
“El acuerdo firmado es light y hace recaer dos tercios del ajuste en el gobierno que empezará en 2023”, subrayó ayer Sandleris en la Bolsa de Comercio en alusión a las metas acordadas con el FMI que llevan la baja del gasto en escalones más laxos en 2022 y 2023 y más altos en 2024 y 2025.
Llegar a un déficit fiscal del 2,5% del PIB para este año supone importantes desafíos, analiza el economista. No solo hará falta refinanciar toda la deuda en pesos vigente sino conseguir colocar un 20% más en el mercado y seguir ajustando los subsidios energéticos que -aun con el aumento de tarifas anunciado- se mantienen igual o creciendo, por la suba de la energía tras la crisis en Ucrania.
Para Sandleris, aunque la meta fiscal es “cumplible” (no fácil, pero cumplible), lo que es imposible de alcanzar es una inflación menor a la de 2021 (que fue del 51%).
- Si un empresario le pide un número de IPC del 2022 para planificar su negocio, qué número le daría.
- Le diría que lo vaya ajustando a lo largo del año, pero que trabaje en la idea del 60% -resume.
- Y afinando números: ¿a qué porcentaje del PIB debería converger el gasto público en Argentina para ir a un círculo virtuoso?
- Del 38% deberíamos ir al 35%, al 33% y converger en torno al 30%, si te gustan los números redondos.