En su justa medida
5 departamentos: monoambiente, triple y cuádruple. La masividad no es el objetivo de este negocio, por el contrario, tiene para ofrecer tranquilidad y privacidad a sus huéspedes. Apunta excluyentemente a adultos y puntualmente a parejas. La cocina es otro de sus fuertes, platos caseros, un menú exclusivo y sirven los mejores desayunos de la región. Para experimentar estos servicios hay que reservar y ser paciente.
Diseño, inspiración y sello personal
Hace doce años, en un viaje a Villa Santa Cruz del Lago se enamoraron con su compañera del lugar y en ese mismo viaje compraron parte del terreno en el que materializaron el dibujo de los planos. En aquel momento no dudaron en mudarse desde Rosario y comenzar este negocio familiar que según cuenta, parecía utópico al comienzo.
La arquitectura y el color blanco de la construcción evocan la famosa Casapueblo, en Uruguay; según me cuenta Carlos, aquel sitio fue inspiración para crear el Faro de Carpier, aunque el faro tiene un sello propio en cada rincón y la impronta propia en el diseño. La piscina está en sintonía con el resto de la estructura, el lugar fue milimétricamente pensado; todos los detalles son parte de la esencia que se quiere transmitir.
La construcción del proyecto llevó 10 años y el plusvalor de este negocio es que está cuidadosamente atendido por sus dueños. Carlos es el guía de la experiencia, acompaña al visitante por el predio mientras narra la historia del emprendimiento y señala los puntos destacados para disfrutar. Cali, la compañera de Carlos es quien crea el menú; sus recetas poco convencionales deleitan a los viajeros, platos exclusivos y exquisitos. Y Nico, uno de los hijos del matrimonio, está encargado de la gerencia, de las reservas y de las ideas innovadoras. Una linda familia que funciona como equipo y está explícito en la calidad de los servicios que ofrece.
Un faro en Tanti
¿Por qué un faro en Villa Santa Cruz del Lago?, le pregunté a Carpier. “Porque es algo diferente, algo disruptivo en medio del paisaje, porque además el faro ilumina todo alrededor y porque lo imaginé desde el principio”.
Ver el conjunto en perspectiva es como mirar un cuadro pintado. Estéticamente el lugar transmite calma y belleza. El faro fue construido para que los visitantes puedan subirlo a través de una escalera caracol interna. Tiene dos descansos en el camino, uno a la mitad donde se abre paso una terraza increíble. Toda la estructura tiene ventilación, lo que hace más placentero y seguro el ascenso. Y todo esfuerzo tiene su recompensa, porque en lo alto se alcanza una vista 360 de la región, ideal para contemplar los atardeceres y para disfrutar el panorama nocturno.
Mucho verde, poco ruido
Hay senderos marcados dentro de la hectárea, en el recorrido se van encontrando pequeñas vertientes, su caudal siempre depende de las lluvias. También hay bancos de madera para el descanso y otros de piedra, que son parte del arte propio de la naturaleza.