Hay películas que marcan épocas. Y que quedan en el imaginario colectivo de una generación. Podrían mencionarse decenas de filmes que se recuerdan años o décadas después. En esa lista, es muy probable que en el futuro inmediato se anote también “Intensamente”, una película sobre la convivencia de las distintas emociones que nos habitan.
En un momento de la historia, en que la salud mental ha dejado de tener un rol secundario para al fin alcanzar el protagonismo fundamental que merece, “Intensamente” aborda este tópico con la genialidad de los dibujos animados, pero sin perder profundidad.
La primera entrega puso a las emociones en boca de todos. Nos ayudó a repensar no sólo la forma en que se expresan estas emociones, sino cómo impactan nuestros pensamientos en las mismas y en esas “islas” que conforman nuestra personalidad, nuestros recuerdos, todo lo que forma nuestro ser.
Y ahora, la segunda parte, que se está exhibiendo en los cines, viene recargada de nuevas emociones, así como de reflexiones y nuevos elementos que conforman la personalidad (como el sistema de creencias) y que, desde luego, también son equiparables a los elementos que conforman la cultura organizacional de las empresas.
El punto clave es, precisamente, que la cultura organizacional en las empresas es lo que la personalidad en las personas, conformada por mitos, creencias, tabúes y, sobre todo, valores. Dicho en términos más simples: las empresas también necesitan salud mental.
O como ya lo dijo Peter Drucker: "La cultura se come a la estrategia en el desayuno". De esta manera, se propone que esta cultura (o personalidad) es un elemento clave en el éxito empresarial.
Las emociones y los líderes
Así como hay elementos en el carácter de las personas que influyen en su actuar diario y, sobre todo, en sus emociones; en las empresas hay elementos clave que son los líderes, los verdaderos promotores de esa cultura organizacional.
De ahí derivan entonces un par de preguntas que es necesario hacerse: ¿ócmo influyen esas emociones en los líderes, como guardianes de la cultura? ¿Cómo impactan estas emociones en el equipo y, por ende, en los resultados del negocio?
Lo primero que hablamos cuando abordamos el liderazgo, es el autoliderazgo. Y uno de los momentos más impactantes de la película es la reivindicación de todas y cada una de las emociones, donde por ejemplo Alegría reconoce que tanto la Tristeza, como el Miedo, el Desagrado y el Enojo tienen una funcionalidad en la vida de las personas. Y también las nuevas emociones: ansiedad, envidia, vergüenza y aburrimiento.
La conclusión inmediata es que si tan solo pudiéramos identificarlas, comprender su funcionalidad y el impacto en el equipo, contaríamos con una gran herramienta de gestión que nos puede ayudar a mejorar notablemente los resultados de las empresas a través de nuestros equipos.
A saber:
• Alegría: en la película, Alegría siempre busca el lado positivo de las cosas, incluso en los momentos difíciles. En el liderazgo, ser un líder positivo que motive e inspire desde la actitud positiva es fundamental. Esto fomenta un ambiente de trabajo positivo y aumenta la moral de los colaboradores y su compromiso con la empresa. Advertencia: en altas dosis, puede llevar a la subestimación de problemas y riesgos, o a la falta de preparación para desafíos.
• Tristeza: muestra la importancia de reconocer y procesar las emociones negativas, tanto las propias como las del equipo. En el ámbito empresarial, los líderes que son capaces de empatizar y reconocer los momentos difíciles crean un entorno de confianza y apoyo. La tristeza puede ser una herramienta poderosa para la reflexión y la mejora continua, permitiendo lograr la resiliencia a partir de esta emoción. Advertencia: si no se maneja adecuadamente, puede llevar a un clima laboral deprimido, falta de motivación, falta de compromiso, desconexión y falta de enfoque, afectando los resultados.
• Miedo: en su justa medida, es un gran aliado para la toma de decisiones. En el liderazgo, el miedo bien gestionado se convierte en precaución y prudencia, ayudando a evitar riesgos innecesarios y a tomar decisiones más informadas y seguras. Advertencia: puede paralizar la innovación y la toma de riesgos calculados, demorando el avance de decisiones y provocando consecuencias negativas, además de generar inseguridad en el equipo respecto a la imagen del líder.
• Desagrado: nos ayuda a ser críticos con nuestros procesos, valores, resultados y equipos, evitando situaciones y decisiones que no se alinean con los valores y la cultura de la empresa. Un líder que expresa desagrado de manera constructiva puede mantener la integridad y la calidad en la empresa. Advertencia: Si se comunica de manera negativa, puede generar desmotivación, mal clima laboral, falta de compromiso y resentimiento.
• Furia: representa la emoción que surge en momentos de injusticia o frustración. En el liderazgo, la furia canalizada adecuadamente puede ser una fuerza impulsora para el cambio, la acción decisiva y los límites saludables. Advertencia: no gestionarla correctamente puede dañar las relaciones dentro del equipo, generar conflictos, estrés y un mal clima laboral. Un líder que no gestiona el enojo puede provocar un vínculo basado en el miedo, ocultamiento de información, baja autoestima, falta de compromiso y pérdida de autoridad.
• Ansiedad: en una escena se muestra cómo esta emoción genera múltiples proyecciones de situaciones futuras. En el contexto empresarial, es fundamental adelantarse a posibles amenazas u oportunidades del mercado, enfocándose en escenarios controlables. En el liderazgo, la ansiedad es necesaria para la planificación y la preparación, permitiendo prever obstáculos y tomar medidas preventivas. Advertencia: si está mal gestionada, puede generar un ambiente estresante y afectar la salud mental del equipo y su desempeño.
• Envidia: esta emoción puede tener tanto efectos negativos como positivos. Bien gestionada, puede ser un motor de superación personal y fomentar la sana competencia en el equipo. Advertencia: mal gestionada, puede ser una fuente de conflictos, individualismo y disconformidad.
• Vergüenza: esta emoción puede impulsar a los líderes a dar lo mejor de sí mismos, aprendiendo de los errores y buscando la excelencia. Advertencia: mal gestionada, puede llevar a un liderazgo basado en la inseguridad y la falta de confianza, afectando la toma de decisiones y la gestión de personas.
• Aburrimiento: en el contexto empresarial, el aburrimiento surge por la falta de motivación, desafíos y trabajos repetitivos. Sin embargo, puede ser utilizado como catalizador para estimular la creatividad, la innovación y proponer nuevos proyectos y desafíos.
Las emociones y los resultados del negocio
Ahora veamos algunos datos de cómo las emociones positivas, la motivación, el buen clima laboral y el compromiso de los colaboradores impactan en los resultados:
• Productividad Incrementada: según Gallup, los equipos con altos niveles de compromiso tienen un 21% más de rentabilidad.
• Reducción del Ausentismo: empresas con ambientes positivos experimentan una reducción del 41% en el ausentismo (Gallup).
• Menor Rotación: un estudio de Glassdoor muestra que las empresas con cultura positiva tienen una rotación de empleados un 27% menor.
• Costos de Reemplazo Reducidos: reemplazar a un empleado puede costar hasta el 150% del salario anual del puesto, según SHRM.
• Mayor Innovación: un estudio de Harvard Business Review indica que las empresas con culturas positivas son más propensas a innovar y lanzar nuevos productos.
• Mejor Experiencia del Cliente: empresas con empleados motivados suelen ofrecer una mejor experiencia al cliente, lo que puede incrementar la lealtad y las ventas.
En definitiva, "Intensamente 2" nos recuerda la complejidad y la importancia de las emociones en nuestra vida diaria. Y también que, más allá de que intentemos priorizar en ciertos momentos algunas sobre otras, todas son importantes para lograr un equilibrio en la salud mental.
Como líderes, estas emociones influyen profundamente en nuestro estilo de liderazgo y, por derrame, en el clima de nuestro equipo. La clave está en reconocer y gestionar cada emoción de manera equilibrada y consciente, para fomentar un ambiente de trabajo saludable y productivo.
Al hacerlo, no solo mejoramos la moral y la cohesión del equipo, sino que también impulsamos el éxito y la sostenibilidad de la empresa.
En resumen, abrazar nuestras emociones y utilizarlas de manera constructiva nos convierte en líderes más humanos y efectivos. Y en términos empresariales, la consecuencia es mejores resultados en nuestro negocio.