Es ingeniero industrial, dejó el puesto como gerente en una gran empresa y volvió a su pueblo para vender alfajores en un garaje

(Por Augusto Laros) El emprendimiento empezó como un hobby de su pareja. En plena expansión, ahora sumaron budines y también planean elaborar masitas. “Estoy mejor que antes”, dice.

¿Por qué da miedo cambiar de trabajo? Los especialistas suelen vincularlo con la incertidumbre, dado que las cosas que conocemos nos transmiten confianza. Y, cuando se avecina un cambio, puede aparecer la inseguridad: ¿Qué va a pasar ahora? ¿Estaré haciendo bien? ¿Y si no funciona? Pero calma, es necesario entender que este temor es un sentimiento normal.

Aún con miedo y dudas, hay quienes se atreven a dar el paso. Este es el caso de Guillermo Rojas (44), que dejó un puesto gerencial en una de las empresas de yerba más grande del país para volver a su pequeño pueblo a vender alfajores junto a su pareja.

La historia es así: Guillermo está casado con Noelia Pastori (36). Tienen una hija pequeña. Noelia es ingeniera agrónoma y trabaja en una firma dedicada a la fabricación y comercialización de agroproductos. Él es ingeniero industrial. Trabajaba en San Francisco, en una de las fábricas de yerba más importante del país, pero hace un tiempo dejó todo.

En sus ratos libres, Noelia había empezado a producir alfajores.  Según dice, lo hacía como un hobby. Hasta que un día una amiga, después de probarlos, la alentó para que los vendiera. Y así fue: Noelia comenzó a ofrecerlos en Laguna Larga, el pequeño pueblo cordobés donde vive.

Para su sorpresa, el negocio empezó a andar bien. Después muy bien. Sus alfajores comenzaron a ser demandados en pueblos y ciudades vecinas. Pero faltaba algo: tiempo.

En este punto se dio el quiebre. Había dos opciones: o ella se iba a San Francisco, para estar con su pareja, o él renunciaba a la gerencia, para volver a Laguna. “Voy yo y le demos impulso al emprendimiento de los alfajores”, le propuso Guillermo. Y así nació Delicias Iwoka.

Y es que, según reconocen, siempre quisieron tener algo propio. A ambos les gustan los desafíos.

Guillermo dice que desde que es independiente maneja más sus tiempos, aunque reconoce que trabaja más horas que antes. “Trabajo las horas que sean necesarias, pero aun así estoy más relajado”, sintetiza.

Según revela, todavía gana menos dinero que en su trabajo anterior, pero confía en que con la venta de alfajores llegará a triplicar aquel sueldo.

Asegura que no extraña sus viejos empleos. Y cuenta que sus 20 años en relación de dependencia le dejaron algunas estructuras mentales: “Necesito tener todo bien organizado. Lunes, tapas; martes, armar; miércoles, envasado…”, repasa Guillermo.

Alfajores en auge

Por ahora se trata de un emprendimiento familiar, que distribuye sus productos en algunas ciudades del departamento Río Segundo, aunque están en pleno crecimiento.

Actualmente producen de manera artesanal, por lo que solo tienen capacidad para elaborar como máximo 300 docenas de alfajores por mes. Pero, con las máquinas que acaban de comprar, el volumen se multiplicará exponencialmente. “Solo una máquina de las que vamos a poner a funcionar baña 3 mil alfajores por hora”, se ilusionan.

Si todo sale bien, en 2023 ya estarán con todos los aparatos marchando. Es que además de la bañadora industrial, también adquirieron un túnel frío (para el chocolate), una envolvedora (packaging) y una estampadora. También está en proceso la armadora de alfajores. La inversión: casi US$ 50 mil.

Ya están acondicionando el garaje de su casa para poder encender las máquinas. Acá entra en acción la formación de Guillermo. Él es el encargado de todas las instalaciones.

“Cuando arranqué no pensaba en máquinas, y tres años después estamos en ese proceso. Siempre me gustó la cocina y las cosas dulces. Muchas de las técnicas que aplico las aprendí mirando Utilísima”, cuenta la artífice de Iwoka.

Dicen que en el camino debieron sortear varios obstáculos. “A los seis meses de poner el proyecto en marcha vino la pandemia. Tuvimos que reinventarnos. Nos mandaron adentro a todos y ahí aprendimos a vender por redes sociales”, cuentan.

No sólo alfajores 

Delicias Iwoka no es solo un emprendimiento de alfajores. Desde hace tiempo también elaboran budines. Y piensan sumar otros productos. “Queremos empezar a producir masitas, porque los alfajores se venden de marzo a octubre”, señalan.

A la hora de marcar una fortaleza de la marca, no dudan: “La calidad”. 

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