Como característica principal, los discos duros son todo terreno, diseñados para soportar un sinfín de formatos y archivos, desde ejecutar programas hasta almacenar fotos, videos y documentos. Durante muchos años, el encargado de guardar y administrar los datos fue el HDD -Hard Disk Drive por sus siglas en inglés-, compuesto de piezas mecánicas que utilizan el magnetismo para leer y escribir datos, componiéndose de un disco metálico que gira, mientras que una especie de “púa” -similar a la de un tocadiscos- realiza el proceso de lectura/escritura.
Pero, conforme avanza la tecnología, este tipo de producto fue quedando obsoleto -en materia velocidad-, ya que hablamos de un mecanismo analógico, afectando de lleno a la velocidad con la que se ejecutan todos los procesos de un sistema operativo y demás. Es por eso que en la última década llegaron al mercado los Solid State Drive (disco de estado sólido), el sucesor de los discos duros que nacieron con la premisa de ofrecer tasas de velocidad abismalmente más rápidas que sus antecesores, eso sí, a costa de un alto precio económico y de espacio.
A diferencia de los discos duros, estos nuevos formatos de almacenamiento se componen de varios chips de memoria interconectados en una placa con un procesador integrado que reemplaza el cabezal o compuesto mecánico para la administración de datos, permitiendo así tasas de velocidad muy superiores a los HDD. Un viaje de ida.
Empresas como ASUS ya han hecho inclusión de este ultimo formato, equipándolo en los equipos fabricados en 2021. “Desde ASUS siempre buscamos brindar a nuestros clientes la última tecnología y el máximo rendimiento, por eso todos nuestros equipos fabricados durante 2021 cuentan con disco sólido”, dijo Matías Benz, Gerente de Marketing de ASUS Argentina, “incluso para los usuarios que no requieren grandes prestaciones, porque utilizan su notebook para tareas diarias, la diferencia entre HDD y SSD es evidente en términos de capacidad de almacenamiento, lo que se traduce en un mejor desempeño”.
Que conviene
En el caso de una computadora de escritorio, lo recomendable es hacer un dúo: un disco SSD para alojar el sistema operativo y programas y relegar el disco duro para otros datos como fotos, videos, documentos ¿El motivo? Si bien los SSD son superiores, adquirir uno con gran capacidad cuesta mucho más que un disco duro con mismo espacio.
Si tenés una notebook, sobre todo con varios años encima, un disco SSD es el trasplante ideal para darle un par de años de vida más, ya que mejora en gran escala la performance general del dispositivo.