Hoy un Samsung S6 cuesta (peso más, peso menos) $ 18.000, prácticamente el doble en dólares que el mismo equipo en los mercados centrales.
Dejarle importar a Apple sus productos (que sólo fabrican en tres partes del mundo) significaría arruinar la “industria” de Tierra del Fuego, un cluster que genera un par de miles de puestos de trabajo en maquila y encarece los 15 millones de celulares que se venden en el país.
El problema para la administración de MM es real (pequeño) y simbólico (enorme): ¿beneficiamos a 40 millones de consumidores para que accedan a celulares a buen precio o preservamos el cluster de Tierra del Fuego con la ilusión de “industrializar” el país? El mismo dilema -dicen desde el sector- se podría aplicar al sector automotriz (con la “pequeña” diferencia de escala: el sector metalmecánico es realmente relevante en el entramado industrial, el electrónico es casi insignificante).
Como sucede en casi todos los temas, en algún punto medio estará la resolución del problema: posiblemente poniendo un arancel alto a los productos Apple, pero tampoco tanto como para que el contrabando sigue siendo un excelente negocio.
Los medios especializados en el mundo de la manzanita mordida deslizaron la posibilidad que se abra un Apple Store en Argentina, al igual que en otros puntos de la región. Si eso se confirma, seguramente será bajo parámetros y fluidez de mercado que desde Apple no negocian en ningún país.
Lo que se descuenta en el mundillo de la telefonía celular es que el gobierno de MM permitirá la importación de algunos equipos de varias marcas este año, seguramente no los de gama alta, sino de gama media y baja, buscando que la “industria” de Tierra del Fuego se especialice en los productos de mayor precio y -por lo tanto- mayor margen.
¿A cuánto se animará Macri en el tema Apple? Debate abierto.