Supongamos que en la calle va caminando un peatón que se cruza con un robot y recibe un golpe que lo daña… ¿quién es el culpable: el robot o el fabricante? Este tipo de situaciones se hacen mucho más complejas si se llevan a ámbitos de trabajo.
Por más que pueda resultar algo gracioso, la realidad es que en el viejo continente ya se debaten estos temas con el fin de que cuando esas cosas sucedan (y ya están sucediendo) exista un marco legal donde apoyarse.
La base de la discusión es un informe de la Comisión Europea, publicado a principios de 2017, que sugiere crear "a largo plazo un estatus legal para los robots" para poder hacerlos "responsables de reparar cualquier daño que puedan causar".
El informe despertó el interés de 156 expertos en inteligencia artificial que han escrito una carta abierta denunciando la sugerencia de culpar a los robots por lo que puedan causar; según la carta, hay varios motivos por los que asignar una “personalidad electrónica" a los robots es una mala idea.
Para empezar, eso eliminaría la responsabilidad de las compañías que han creado los robots. Además tendríamos que otorgarles a los robots "el derecho a remuneración o el derecho a ciudadanía", según la carta, algo que podría estar potencialmente en contradicción con la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea para la Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales.