Tal vez muchos conozcan “de oido” las direcciones IP, para resumir la IP (por Internet Protocol) es el conjunto de números que identifica dispositivos capaces de conectarse a la red, sea un modem o un smartphone, PC, etc.
Este protocolo tuvo su auge en los 90s y se vio severamente intensificado a finales de los 2000 y principios de la década pasada, cuando la banda ancha llegó masivamente a los hogares. Y hoy, en pleno 2020 ese protocolo se está quedando sin números, ¿cómo?, ante la gran demanda que, si bien ya existía, se intensificó aún más por la pandemia.
Pero claro, hablamos del protocolo IPv4, el más extendido a nivel mundial y que permitía hasta ahora, conectar 4.292.967.296 aparatos a la red con una dirección única. Número que está cerca de cumplirse...
Ante ese contexto, se lanzó el protocolo IPv6, la nueva versión de direcciones que permite -lea bien- unos 340 sextillones de direcciones: 340.282.366.920.938.463.463.374.607.431.768.211.456, para ser exactos. Tiene un espacio de direcciones basado en 128 bits, bastante superior si contamos que su predecesor apenas alcanzaba los 32 bits.
“Esta solución es clave para que continúe el normal desarrollo de internet como la conocemos hasta ahora. Las organizaciones tienen que adaptarse al IPv6.”, afirma Carlos Martínez Cagnazzo, CTO / Technology Manager en LACNIC.
La red asume mayormente que cualquier par de dispositivos en ella puede comunicarse sin necesitar intermediarios y para esto es fundamental que todo equipo cuente con su propia dirección única en la red. Como en IPv4 hace ya mucho que este direccionamiento individual no es posible, se hacen uso de “intermediarios”, conocidos como NATs, los network address translators.
“Los NATs introducen problemas, como mayor retardo y rigidez en la red. Su uso intensivo podría hacer que la Internet que conocemos se deteriore y pierda funcionalidades a lo largo del tiempo, a medida que los operadores introducen más y más intermediación para solventar el problema de la falta de direccionamiento único para todos los dispositivos”, sostiene el CTO y agrega que: “En IPv6 no son necesarios y por ello la performance tiende a ser superior”.
La adopción del IPv6 ha dado gusto en la organización, donde afirman que durante el primer trimestre del año se realizó el mayor número de asignaciones de IPv6 en su historia, siendo Brasil el N°1 en el score de asignaciones de este año; luego vienen Argentina, Colombia, México, Chile y Ecuador.
Pero en el total, nuestro país figura en el décimo lugar de Latinoamérica en penetración de la tecnología IPv6 y al terminarse las últimas direcciones IPv4, la cosa no pinta bien si hablamos del desarrollo de negocios como el banking, los relacionados con la economía digital o los procesos educativos on line.
“Esto preocupa, porque Argentina puede quedarse en determinado momento sin cantidad de direcciones para conectar a todos los dispositivos que debe conectar. En el caso de Internet de las Cosas, por ejemplo, cada aparato o dispositivo necesita una dirección IP. Si Argentina no tiene suficientes direcciones IP, no va a poder conectar todos los aparatos o dispositivos a Internet”, subraya Martínez.
Una crisis que podría afectar todo el abanico de actividades virtuales, desde controlar dispositivos vía Wi-Fi hasta el control de producciones agrícolas, donde se usan distintos medidores online para controlar la humedad y calidad del suelo.
“Más del 90% de las 11.000 organizaciones asociadas a LACNIC cuenta con asignación de direcciones IPv6 y forman el grueso de los proveedores de servicio de Internet de la región, los ISPs. Sin embargo, esto no quiere decir que esas nuevas direcciones asignadas se estén utilizando, solo el 50% de las organizaciones las usan de forma activa”, advierte Martínez Cagnazzo.
Es por eso que LACNIC convoca a migrar lo antes posible al nuevo protocolo, que no solo se alía con los dispositivos ya existentes (pueden convivir IPv4 e IPv6 sin problemas) sino que además busca que nuevos dispositivos incorporen por defecto tal protocolo, evitando así un panorama complejo a futuro.
“El impacto proviene de la no implementación de esta tecnología. Desde nuestra entidad, contribuímos a través de capacitaciones, eventos, financiación de estudios y proyectos para que las organizaciones de la región adopten e implementen IPv6. El único camino es transitar esa senda”, concluye Martínez Cagnazzo.