Según The Guardian, en Estados Unidos el 27% de la población vive sola, comparado con tan solo el 5% en el año 1920. En Estocolmo, Suecia, la ciudad más solitaria de Europa, ese porcentaje se eleva al 58%. Los jóvenes dejan de vivir con los padres a la edad de 18 o 19 años, siendo que en Estados Unidos esto sucede en promedio a los 26 años.
En la ciudad de Buenos Aires, el 35,4% de los hogares son unipersonales según la Encuesta Anual de Hogares. Los que viven solos son sobre todo mayores de 65 años (42,4%) y jóvenes de entre 25 y 34 años (17,4%). A partir de los 60 años son muchas más mujeres que hombres las que eligen vivir solas, llegando a cuadruplicarlos.
Mucho tiene que ver también con las costumbres. En muchas zonas no es considerado problemático depender de la familia y en algunos sitios incluso abandonar la casa familiar es considerado un rechazo. En Suecia el objetivo es crear un individuo independiente y está mal visto si una persona joven se queda mucho tiempo en la casa de sus padres.
El sociólogo Eric Klinenberg asegura que el hecho de vivir a solas no hace a las personas solitarias. "De hecho, hay poca evidencia de que el incremento en vivir solos sea responsable de hacernos solitarios. Investigaciones muestran que es la calidad y no la cantidad de las interacciones sociales lo que mejor predice la soledad. No importa si vivimos solos, importa si nos sentimos solos".