“Ya tenemos todo listo. Esperamos que este año el clima acompañe para que podamos superar la cantidad de público del año pasado, cuando asistieron 150.000 personas”, contó a InfoNegocios el presidente de la comisión organizadora del festival, Nicolás Tottis.
Los ingresos estimados del festival son por cuatro vías: venta de entradas; concesiones gastronómicas dentro del anfiteatro (algo más de $ 2 millones), derechos de transmisiones (unos $ 400.000) y sponsors.
Sobre este último punto el último balance presentado muestra ingresos por $ 4.849.253,01. Los gastos de cada edición -subrayan- se cubren con la venta de entradas, que este año rondarán los $ 27 millones (150.000 x $ 180 valor promedio de entrada).
“Del remanente del año pasado ($ 7.737.000) se ha invertido en obras: 3 baterías de baños nuevas, 8 camarines con aire acondicionado y baño, una sala de redacción y otra de prensa, 4 cabinas de radio, pintura, marquesinas, entre otras. Este año apostamos a que ese margen sea similar, aunque la venta de publicidad ha sido menor que en 2015, no fue un año fácil”, dice.
Otro mundo que gira alrededor del “anfi”
Si dentro del anfiteatro hay unas 20.000 personas (NdR: tiene capacidad para 22.000, sin usar el campo), fuera de él se mueven entre 50.000 y 60.000 personas que consumen comidas, bebidas, compran artesanías y otros productos.
“Es difícil calcular pero cada uno de los que se dan una vuelta por los puestos cercanos al anfiteatro gastan alrededor $ 150. El movimiento es enorme”, explicó un empresario gastronómico que supo tener concesiones en el lugar. Dicho en criollo, el negocio fuera del anfiteatro supera los $ 9 millones.