Datos son datos y la presentación de Idesa abundó en gráficos que muestran:
- La espectacular recuperación del empleo está llegando a su fin: el empleo público hace rato crece más que el privado y persiste un núcleo duro de "inactivos" y desempleados con baja calificación que no encontraron solución a su problema durante los años de bonanza.
- Pese a llegar a niveles récord, la presión impositiva no alcanza a cubrir los crecientes gastos del estado nacional: de 22% del PBI en el año 2000, la presión fiscal (promedio) asciende al 33,7% y llega al 50% en los sectores que sólo pueden operar en blanco.
- ¿Qué sigue? Aunque el gobierno tiene iniciativa política de sobra, lo que se avisora como más probable es aumentar el impuesto inflacionario vía emisión monetaria (una receta "finita") y -eventualmente- recurrir a algo que ya usó Machinea con Alfonsín: que los bancos tomen deuda "obligatoriamente" con sus encajes en el Banco Central, un camino también peligroso con el actual nivel de sensibilidad.
Aumentar el impuesto inflacionario e ir por el encaje de los bancos, lo que vislumbran los economistas
La presentación de Idesa sobre la situación económica y laboral dejó a los periodistas presentes con la pregunta flotando: ¿cuál es la próxima "caja" que tomará el gobierno para intentar cerrar las cuentas públicas y seguir manteniendo el nivel de actividad?
Es que más allá de cualquier evaluación ideológica, el supuesto superávit fiscal que presenta el gobierno esconde un déficit que ya equivale al 3,5% del PBI, el mismo nivel que tenía el desbalance estatal previo al "ajustazo" de 2002.
Superávit primario (lo que muestra el gobierno) en 2011: $ 4.921 millones.
Si restamos los intereses de deuda de $ 35.583 millones, queda (resultado financiero): - $ 30.662 millones.
Si restamos los aportes de la seguridad social ($ 22.699 millones) queda un rojo de - $ 53.361 millones.
Si restamos los aportes del BCRA y Pami ($ 12.236 millones) el déficit real es de - $ 65.597 millones.
Así, las cosas, el deterioro de las cuentas públicas hace necesario nuevos mecanismos de financiamiento, que no abundan: no podemos tomar crédito porque aún no salimos totalmente del default y la variante "ajuste neoliberal" no encuadra en la lógica del pensamiento K.
¿Y entonces? Emisión monetaria (con el equivalente "impuesto inflacionario") hasta que "la gente aguante" y obligar a los bancos a usar sus encajes (la liquidez que les enrostra el gobierno) para financiar inversiones y -por qué no- bonos del Tesoro.
Algunos apuntes más que dejó la presentación de Jorge Colina (foto) en nota completa.